El concepto del miedo, la bondad y crueldad desde la estetica

 Todo es más fácil de juzgar cuando  la fealdad de los actos o las personas está acompañada de crueldad, de odio, de desprecio, en suma , de los que llamamos el Mal. Esa entelequia moral terrible que convierte la actuación y el Ser, en una balanza en la cual el peso denota lo que social o personalmente debe ser , debe pensarse, debe actuarse a favor o en contra. La dureza, el dolor , la injusticia quedan representadas en su expresión más auténtica cuando esa manifiesta fealdad queda acompañada de bondad , dignidad, arrepentimiento sincero, resignación ante el destino, valor lo que llamaríamos el Bien o la nobleza de espíritu. Esa es la Injusticia con mayúsculas que no cabe en la mente dual del ser humano, en ese precioso mecanismo de supervivencia que nos da las soluciones fáciles a ecuaciones de muchas incógnitas.

A todos nos gustaría pensar que detrás de toda la usual iconografía del Mal, que encarna la fealdad estética más extrema ,la desproporción, la asimetría , el alejamiento de los cánones humanos de belleza, se esconde los más terribles pensamientos, los hechos más abominables, las ideas más escabrosas y macabras...

Pero sin embargo detrás de este concepto de supervivencia se encuentra uno de los más dolorosos problemas existenciales del alma humana que ha pasado el umbral de ésta.

Existen numerosas situaciones vitales en las cuales un sentimiento primitivo que puede considerarse de protección supone la destrucción desconsiderada de seres vivos los cuales suponen una amenaza a la estética humana y la existencia de miedos atávicos ( caso de los insectos, por ejemplo).

Es curioso que los seres normalmente más abominables y asociados al mal sean los que mayores asimetrías desprenden de la forma antropomórfica, como las arañas, los insectos voladores o rastreros...en ese orden de terror maléfico se circunscriben también los reptiles. Es tambien curioso en este punto sin embargo que las aves no desaten ese temor primigenio del hombre. Nunca han sido perjudiciales al menos directamente con el hombre. Además su morfología no despierta terror ni asco en general. Ese fenómeno es digno de estudio.

La fealdad humana también despierta los instintos de crueldad y sólo despierta la piedad ante la bondad y la resignación cristiana más extrema o el hinduismo y budismos mas radicales.  Es en el fondo una defensa ante lo incomprensible  , el caos, el desorden de lo cotidiano y sobre todo una contramedida biológica ante la expansión de posibles patrones dañinos a la supervivencia y la mejora de la especie.

Es curioso que ese tipo de fealdad y sobre todo antiguamente se asociase  a la maldad intrínseca generalmente. Alguien feo suponía en el fondo un enrevesamiento, como el árbol que crece torcido o los seres que habitan las profundidades, seres amorfos, sin ojos, blancos mortecinos  y que sólo suponen ventajas en un mundo sin luz o tremendamente disminuido en escalas humanas es decir inferior.

El debate ético que esto plantea es de proporciones ciclópeas y no es algo que yo exponga por ser nuevo(indudablemente sería ridículo) si no por el asombro que me produce el conocer o vislumbrar parte de la magia que se esconde en este sentido detrás del comportamiento estético de los pueblos. Es curioso sin embargo que en algunos pueblos que no eran occidentales la estética que comento pueda ser totalmente diferente. La fealdad desde ese punto de vista no existiría sino que sería otra ...la norma. Desde esta perspectiva suele ser en sociedades muy depauperadas o decadentes donde la estética da tanto la vuelta que se protejen conductas destructivas del ser humano o de su simetría. Es el caso, por ejemplo, de la cultura maya donde se premiaba en sus últimas épocas la deformidad sobre la buena constitución natural. 

De igual forma sucede en nuestras sociedades actuales donde lo "feo" lo fuera de la norma establecida años atrás se ha convertido en un toque estético singular en algunos casos un toque personal positivo que redunda en la diferencia y que marca a ésta con el poderoso estigma de lo particular y por tanto de lo excepcional. Es aquí donde se vislumbra lo verdaderamente importante en nuestra visión cultural contemporánea: lo excepcional, lo inverosímil , lo racionalmente o intuitivamente no cabal, lo impactante, no en el sentido de logro si no a veces apegado al sentido mas ordinario, lo vulgar, los miedos irracionales derivado de un hastío sobre lo tradicionalmente correcto y sobre todo de lo razonable.

 Esa es una consecuencia directa de nuestro relativismo moral . Que el impacto de ese relativismo  haya sido antes en la estética que en la ética y en la conciencia como demuestran los movimientos artísticos de finales de siglo XIX denota sin duda que es el impacto de la tecnología ya sea social, material o económica lo que una manera u otra cambia la percepción humana del mundo. ¿Cuál será entonces el canon de belleza del futuro en un entorno lleno de turbulencias y donde lo bueno y lo malo ya no se reconocen? Probablemente el canon sea la existencia de ningun canon que no sea el que pueda venir de los instintos mas primarios. Veremos lo que esto nos depara.

O.D