La Masonería es una Sociedad Iniciática y Espiritual, si bien reconoce sus raíces y nutrientes en la sociedad civil y política cuya cultura le ha dado base y donde se mueve.
Sus enseñanzas y conceptos, sin perjuicio de poseer contactos con doctrinas y nociones del mundo profano, deben principalmente poseer un contenido trascendental, no sólo universalista; vale decir que deben ser más profundos que los terrenales y apuntar a provocar una transformación de la estructura individual del Masón.
En el Simbolismo es común asociar el concepto de "Libertad" a aspectos de su proyección profana, principalmente en lo ideológico y político, sobre lo cual no detallaremos y lo cual no es del todo improcedente, pero se corre el riesgo de quedarnos con su fachada y de descuidar su real dimensión para el Buscador Espiritual.
La verdadera Libertad es un sentimiento interior que va más allá de las circunstancias sociales, políticas y personales en que nos toca vivir, un ámbito inexpugnable de potencias que jamás se podrán segar desde el exterior, ya que la Libertad se encuentra dentro de uno mismo y se afirma con tenacidad al Alma.
La Libertad en sentido trascendental es el entero poder para determinar y transformar (transmutar) la realidad circundante, pero también la facultad de establecer en qué entorno queremos desenvolver nuestra existencia; es así un atributo de la divinidad a la que estamos destinados.
Lo interesante es destacar que la libertad es ante todo una noción espiritual y una inquietud o anhelo interno, pero cuyas manifestaciones pueden iluminar no sólo el alma y la vida del propio individuo sino proyectarse beneficiosamente en el mundo profano ayudando a su progreso, como la Luz de Oriente o el Compás que acercan la Energía Superior de la Elevación Anímica. Para el masón podría, como ser espiritualista que es, existir libertad interior en un ambiente profano que no la tenga desde el punto de vista social, religioso o político.
Pero consustanciado con el mundo en que vive y de donde extrae experiencias de vida necesarias para el desenvolvimiento total, el masón no puede soportar con facilidad una realidad que sojuzgue al hombre e intente restringirlo, a veces con la pretensión de controlar su fuero íntimo. La libertad espiritual no se agota en sí misma dentro del propio ser humano sino que le demanda un compromiso de iluminación a los demás para que a su vez adquieran condiciones para desarrollar su propia libertad interna, lo que se traducirá en mejores condiciones de convivencia y de vida entre los seres humanos. La libertad espiritual para los masones debe orientar a la libertad terrena, porque ésta no se asume ni se logra si no existe previamente en el Alma de los que componen el cuerpo civil.
Los masones forman una colectividad de personas libres (espiritualmente hablando), o por lo menos aspirantes a ello, que han decidido unir sus capacidades para transmitir un nuevo mensaje de trascendencia a sus prójimos y que a su vez han adquirido un concepto colectivo de libertad, perfeccionando las nociones individuales. La humanidad ha tenido mucha muerte; de épocas de fanatismo violento se ha pasado a una era de apatía y anomia moral, lo que le ha significado sólo mantenerse en el oscurantismo que obnubila o hace desaparecer la visión de la libertad, tanto espiritual como profana. En ese ambiente hostil nuestra Hermandad pretende enseñar que tenemos vocación por la libertad y que nuestros afanes de libertad de creencias y libertad política y social no son sino traducciones y conquistas en lo terrenal que se nutren de energías de origen anímico, y que tendrán verdaderamente lugar si son precedidas por la existencia de una dimensión espiritual de la libertad en los individuos.
En suma, a nuestro entender el concepto de Libertad Masónica es sinónimo de Libertad Espiritual y Trascendental que se realiza en el mundo profano orientando y provocando nuevos afanes y condiciones para el desenvolvimiento irrestricto de todas las posibilidades individuales y sociales.
Masones en Lengua española