Entre que la prima de riesgo nos tiene a todos cabizbajos, las perspectivas económicas, sociales y políticas son devastadoras, hace mucho calor y hace mucho que no hablo de jazz, hoy os quiero contar uno de los conciertos más felices de los que haya habido noticia en la historia de la humanidad.
Se trata del concierto de Ella Fitzgerald en Roma el 25 de abril de 1958, día de su cumpleaños. (Su 41º cumpleaños, aunque en varias fuentes dicen que fue el 40º).
Esa noche Ella Fitzgerald estuvo sembrada, y el concierto fue grabado, para nuestro gozo. (Conseguid la grabación lo antes posible). Era su cumpleaños, estaba en plenitud, en Europa la trataban con enorme respeto... Todo influyó para que saliera algo extraordinario.
En momentos de bajonazo me pongo el disco y me animo. Por eso lo traigo hoy aquí: por si a alguno de vosotros le ayuda como a mí.
Conviene escucharlo entero, porque en el concierto se van alternando hábilmente canciones lentas y rápidas, evocadoras, nostálgicas, alegres, y puras bromas muy divertidas.
No estoy en condiciones (ni vosotros me lo aguantaríais) de ir comentando una por una todas las canciones del concierto, pero quiero darme el gustazo de poneros la más divertida. No: La más feliz.
Ella lleva un buen rato cantando. El público está entregado y ella sabe que con esto los va a rendir:
La canción es I Can't Give You Anything but Love (No puedo darte nada más que amor: Ojalá en estos tiempos de ruina al menos nos lo dijeran nuestros queridos gobernantes). Es un standard que han cantado todos los grandes, y que los buenos aficionados conocen (esa es la tónica general de todo el concierto).
Abre la canción, tras una introducción sencilla y rítmica del piano, con un fraseo lleno de arabescos, muy controlado.
(No sé insertar el audio aquí. Tendréis que clicar el enlace de aquí abajo, y cuando os salga la pantalla del tal, clicar en la portada pequeña del disco, que está en la parte superior, al lado del título de la canción).
Enlace
Fijaos, por favor, en cómo fluctúa y juguetea su voz en los primeros 40 segundos. Cómo controla rigurosamente, pero al mismo tiempo dumbudubtubutea pronunciando escrupulosamente la letra y al mismo tiempo jugando con ella.
En 1:08 hace otra interpretación con una voz aniñada y muy dulce, y al decir "chichi" en vez de "Love" en 1:14, con una cierta ambigüedad provocativa, levanta la primera y muy tímida sonrisa del público.
Después de esa voz angelical, en 2:11 vuelve a empezar la estrofa de una forma totalmente inesperada, y el público se ríe ya abiertamente y quiere aplaudir, pero al mismo tiempo se obliga a callar para no interrumpir la interpretación. Se lo están pasando en grande.
Pero la que de verdad se lo está pasando en grande es Ella Fitzgerald, que en 2:28 se pone a scatear y lo borda, y en 2:36 arrastra el rugido. En 2:50 vuelve a scatear, juega con la voz y las palabras, se divierte y emociona al público, que en 3:00 vuelve a reírse y acaba aplaudiendo encantado.
Estupenda interpretación, pero repito que no es esta canción en concreto, sino un concierto que a mí me hace feliz. Me gustaría que os lo hiciera también a todos vosotros, y que, ya que no podemos darnos nada más que amor, seamos conscientes de que, en definitiva, tampoco necesitamos nada más.