Revista Insólito

El conde de Urgel

Publicado el 15 septiembre 2021 por Monpalentina @FFroi

El conde de Urgel

Le favorecía además la circunstancia de que a la sazón de morir el rey, sus competidores, o contaban todavía con escasas fuerzas, o se hallaban distantes del reino. El duque Luis de Calabria era un niño, y sólo contaba con el apoyo de Francia: el duque de Gandía, don Alfonso, anciano y enfermo, y el hijo bastardo de don Martín de Sicilia, don Fadrique, aunque recién legitimado por el papa Benito, tenían pocos partidarios en el reino. Quedaba pues, por principal competidor al de Urgel el infante don Fernando de Castilla, por quien había mostrado decidida inclinación el rey don Martín, y en cuyo favor estaba el Justicia de Aragón, el arzobispo de Zaragoza, el gobernador Lihori, y el mismo Benito XIII, formando un numeroso partido, además de asistirle, como se vio después, el mejor derecho.

El de Urgel, ávido por otra parte de ceñir una corona, se presentó con resolución y osadía a sostener su pretensión con lar armas. Grandes perturbaciones y trastornos amenazaban y hubiesen sobrevenido a la monarquía aragonesa, si no hubiera habido tanta sensatez y cordura por parte del pueblo y de sus representantes. Pero el parlamento de Cataluña, único que entonces estaba reunido, deponiendo con noble patriotismo toda afección personal, y atendiendo sólo a lo que demandaba la justicia y el bien y la paz del reino, requirió al turbulento conde que se abstuviese de ejercer el oficio de lugarteniente y licenciase la gente armada, pues no podía consentir ni aquella actitud, ni el uso de aquella autoridad, siendo el reino el que había de fallar en justicia entre todos los pretendientes: intimación que desconcertó al conde, por los mismo que venía del Principado, donde él contaba con mayor apoyo.

Pero tampoco Cataluña quería decidir por sí sola un negocio que interesaba igualmente a los tres reinos de la corona aragonesa. Por lo mismo, y procediendo con mesura y con la mayor lealtad, envió a algunos de sus miembros a Aragón y Valencia para excitar a estos pueblos a que reuniesen sus particulares parlamentos, y después en uno general de los tres reinos se viese la manera mejor de poner fin al interregno, dando la triple corona de aquella monarquía a quien de justicia y por más legítimo y fundado derecho se debiese.

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El conde de Urgel, al decir del historiógrafo de don Fernando, Lorenzo Valla, en su furia contra el papa y contra el arzobispo, amenazó al primero con hacerle rasurar la cabeza, y al segundo con ponerle en ella un casco de fierro candente en lugar de mitra.

El conde de Urgel


La Historia General de España de Modesto Lafuente, es considerada el paradigma de la historiografía nacional del pensamiento liberal del siglo XIX. Impresa en Barcelona por Montaner y Simón entre 1888 y 1890.


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