Revista Cultura y Ocio

El conejo negro -relatos cortos-

Por Orlando Tunnermann
EL CONEJO NEGRO  -RELATOS CORTOS-
El gañido de las bisagras, tan quejumbrosas y retorcidas como las viejas articulaciones atrofiadas de tía Margaret, delataron la presencia del visitante nocturno. Mandy se arrebujó en unas tupidas mantas de felpa para espiar al furtivo personaje.
Desde su escondite bajo la mesa camilla, donde solía mantener locuaces conversaciones con risueños seres oníricos fecundados en sus sueños, la niña contempló su figura amazacotada, como de oso cavernario.
Las penumbras del salón se habían confabulado con el siniestro merodeador y replegaban su semblante en un halo tétrico de misterio. Arredrada, resolvió que debía proteger a su familia, que dormía plácidamente, ajena a la inesperada amenaza en ciernes. Reptó como una escolopendra hasta la cocina y allí, buscó algún objeto con el cual repeler al asaltante. A su regreso, lo encontró arrodillado en el suelo, como un penitente. Portaba un enorme paquete en las manos, que, curiosamente, oscilaba de un modo extraño, como si éste tuviera vida propia. Un indefinible vagido provenía del interior.
Mandy, acaso envalentonada por el oneroso peso de la responsabilidad, lo golpeó repetidas veces con una tosca escoba. El visitante se giró alarmado. Era su padre, que cayó desparramado sobre una preciosa caja de colores, repleta de guirnaldas y lazos. Del interior, aterrado, dando brincos desesperados, se escabulló bajo su mesa camilla un precioso y orondo conejo negro. Era su regalo de cumpleaños.

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