Atendiendo al ámbito en el que se desarrolla el
conflicto narrativo en relación con el protagonista de la historia, puede hablarse de tres clasificaciones. Conflicto interior, de entorno inmediato o general.
El
conflicto interior es aquel en el que el protagonista se enfrenta a su yo más profundo. Un bosque de miedos y fantasmas que deberá recorrer (y superar) si quiere acabar con bien la historia en la que vive.
El conflicto narrativo requiere la misma planificación que una partida de ajedrez en la que el escritor juega a ambos lado del tablero
- El conflicto de entorno inmediato es en el que el protagonista enfrenta sus temores y obstáculos en el entorno inmediato en el que se desenvuelve, esto es, familia, amigos, compañeros de trabajo, vecindario... Sus miedos u obstáculos están representados, o viven, en las personas de su entorno más inmediato.
El
conflicto general es aquel en el que el protagonista se ve inmerso de forma inevitable y que, al menos potencialmente, supone los mismos riesgos y amenazas para él y para los demás personajes. Un buen ejemplo de esta clasificación sería el marco general de una guerra, en la que el protagonista es, por ejemplo, un judío en la segunda
Guerra Mundial.
Los
tres ámbitos de desarrollo, los tres hábitats del conflicto narrativo, lejos de ser clasificaciones excluyentes, son más bien complementarias y se diría que necesarias para alcanzar cotas de calidad superiores.
Un personaje del que no se exponga ningún conflicto interno que deba resolver (o seguir sufriendo) será un personaje vacío y protagonizará una historia medio vacía. ¿Cómo no enfrentar al protagonista con dilemas personales que le llevan a parecer por momentos contradictorio y, en definitiva, más humano?
Un personaje al que no se le conozca un entorno inmediato en el que deba enfrentarse al menos a un conflicto, igualmente parecerá un personaje de cartón, de atrezo; ¿cómo no rodear al personaje principal de nuestra historia de familiares ambiciosos, de compañeros envidiosos o de amores imposibles?
El conflicto general, aunque no sea tan evidente como una guerra,
siempre está presente, adoptando quizás la forma tics de la sociedad en la que se desenvuelve el protagonista, y en la que vivir con normalidad puede suponer un acto de heroísmo. Un personaje no puede ser comprendido fuera de un contexto general que lo enmarque y que, comúnmente, debe resultarle agreste e inhóspito. El contexto general, el trasfondo actúa de contraste con la personalidad del personaje y nos permite delimitarlo y comprenderlo. Por ello,
un personaje común no destacará sobre un fondo del mismo color.
Se quiera o no,
esto tres niveles de conflicto deben estar presentes en toda buena historia. Incluso cuando el texto se circunscribe al mundo interior de un personaje, es a través de sus ojos que el lector puede
ver esos otros niveles de conflicto en el que el protagonista se mueve. Cuando desde su mundo interior relata directa o indirectamente su experiencia vital con su entorno inmediato o con el entorno general.
Cuanto
más ricos sean en detalles y matices los conflictos en que se sumerge al protagonista, tanto más humano y cercano resultará al lector y, en consecuencia,
tanto más rico será el resultado final.
Una clasificación de género o temática del conflicto narrativo será tratada en un próximo post.
El escritor en su Esfera: El conflicto narrativo II, ámbito.
Artículo: Victor J. Sanz