Si bien puedes considerarte un ser racional, nunca puedes pasar por alto la parte emocional de tu naturaleza humana la cual ante la ocurrencia de un problema, siempre será la que responda primero. Quizás factores como la experiencia, el conocimiento o ciertas habilidades especiales relacionadas con tu personalidad puedan hacer que tus impulsos se controlen y den paso al actuar de tu razón; pero nunca tu conocimiento superará tu instinto en primera instancia.
Muchas veces, cuando ocurre un problema, las emociones generadas te pueden llevar a un conjunto de pensamientos negativos y pesimistas. A nadie le gusta enfrentar una amenaza y experimentar el temor que a veces llevan consigo algunos problemas y en estos casos es muy común que alguien cercano, se te acerque y te diga que debes ser positivo. A veces, este consejo simple, te puede sonar como un insulto a tu situación y una falta de empatía con los sentimientos negativos que genera cualquier inconveniente sin solucionar; pero como las emociones hablan primero, puedes tender a preferir la lástima al apoyo, sin si quiera saberlo. Pero seamos honestos, para hallar una solución de nada sirve alguien que se siente a llorar contigo.
Estudios científicos han demostrado que el aprender a controlar nuestras emociones y pensar positivamente tienen un gran impacto en la forma como resolvemos nuestros problemas y en la eficiencia de nuestras soluciones.
El estrés extremo y a veces crónico, hace que tu cuerpo genere sustancias que estimulan inicialmente tu cerebro y tu cuerpo y posteriormente genera otras que contrarrestan los efectos de las primeras, buscando un equilibrio; cuando este proceso se repite demasiadas veces, como en el caso del estrés crónico, tus capacidades mentales disminuyen y tu cuerpo se deteriora. Si lo piensas bien, para resolver cualquier problema necesitas básicamente estar sano y tener tus capacidades al máximo.
Otro efecto sicológico de las emociones negativas, es que pueden provocar que te enfoques demasiado en la amenaza o en el problema como tal y limites la evaluación de alternativas; en pocas palabras, la parte más primitiva de tu ser, aquella que obedece a tu parte emocional, solo quiere salir del problema lo más pronto posible y esto no siempre es de la mejor manera. ¿Cuántas veces has causado más prejuicios que beneficios buscando una solución de manera apresurada?.
Adicional a lo anterior, los efectos del pensamiento positivo, van más allá de lo repetido incontables veces en los libros de auto ayuda, aprender a ver la vida de manera positiva y a enfrentar los problemas de manera constructiva y confiando en que saldrás adelante, no solo mejorarán tu salud mental y física, sino que también te ayudará a encontrar mejores soluciones. Ese consejo útil de esas personas que te dicen que seas positivo, cuando solo te invade la preocupación y la incertidumbre, puede ser realmente la salida a tu situación. No es fácil de seguir este consejo y es natural; pero mientras más trates de seguirlo, más fácil te será ajustar tu mente y tus emociones de una forma en la que la preocupación, que es inherente a cualquier problema, no se convierta en un obstáculo infranqueable.
Decirte que debes aprender a ver tus problemas como oportunidades más que como obstáculos, es algo más fácil de decir que hacer; pero por tu bien y el de los tuyos, es lo más sano que se debe buscar hacer.
Mucha suerte, si intentas seguir este consejo, pero ten presente que cada problema tendrá como primer reto el cambiar tu forma de pensar y superar las emociones negativas y buscar ser optimista entre el temor y la incertidumbre; pero si te sirve de consuelo, el primer elemento positvo es la confianza que debes tener en tus capacidades creativas y la esperanza que genera el hecho de que luego de superar cualquier problema, serás una mejor persona; no para los demás, sino para ti mismo.
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