El consumo de al menos 0,67 porciones diarias de verduras cocidas o crudas. se asocia con un menor riesgo de infección por COVID-19. El consumo de carne procesada de tan solo 0,43 porciones por día se asocia con un mayor riesgo de COVID-19. Haber sido amamantado cuando era bebé reduce el riesgo en un 10% en comparación con no haber sido amamantado.
Si bien la dieta parece reducir modestamente el riesgo de enfermedad, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades recomiendan las vacunas como la forma más eficaz de prevenir la enfermedad COVID-19, especialmente la enfermedad grave y la muerte. Las vacunas COVID-19 también reducen el riesgo de que las personas propaguen el virus que causa COVID-19.
Hasta ahora, la mayoría de las investigaciones sobre COVID-19 se han centrado en factores individuales evaluados después de una prueba COVID-19 positiva. Las personas con sistemas inmunitarios suprimidos, como los ancianos y aquellos con comorbilidades existentes, incluidas enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes y obesidad, tienen más probabilidades de experimentar resultados graves de COVID-19.
Pero además del control del peso, se ha prestado menos atención a otros factores de riesgo modificables que preceden a la infección por COVID-19, cómo la dieta y la nutrición. El consumo de una dieta balanceada pero con una ingesta mayor de verduras se relaciona con una mayor protección y mejor pronóstico en caso de contraer el virus, como lo informan varios estudios científicos.
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