A todos nos gusta consumir. Muchos suelen asociar la idea del consumo compulsivo al género femenino casi exclusivamente, pero doy fe de que eso es una enorme falacia casi con el grado de leyenda urbana.
Dejaré de lado las hipótesis psicológicas, porque no es lo mío. Se dice que la mujer consume por placer y el hombre por poder. Es posible que en algún punto haya algo de cierto en eso pero no creo que una generalización tan sencilla abarque la verdad absoluta.
Recuerdo que una vez, viajando por una zona bastante pobre, al ver a un grupo de personas harapientas, uno que iba conmigo exclamó: “Mirá, a éstos lo que les mata es el consumismo”. Sorprendido lo miré como pidiendo una explicación, que no tardó en llegar: “Y claro, los pobres están todos los días con-su-mismo pantalón, con-su-mismo abrigo, con-su-mismo par de zapatos…”
Fue una broma idiota, pero quizás había algo de cierto en sus palabras ya que la actual sociedad de consumo hace mucho más notoria la brecha entre ricos y pobres. Quien tiene poder económico, estrena ropa, autos, casas, joyas y todo lo que el dinero pueda comprar con muchísima más frecuencia que quienes viven de un sueldo básico. Sin embargo, mi opinión personal, es que el consumo es el motor que mueve la economía de la actual civilización, por lo que no habría que combatirlo sino optimizarlo.
Justamente, mientras esperaba que me atiendan en un lugar donde debía esperar a que me atendieran, me encontré en el revistero un ejemplar de la revista Muy Interesante edición, española, en concreto el número 342 correspondiente al mes de noviembre de 2009. El artículo de portada hablaba de este comportamiento tan humano y tan moderno, que es objeto de innumerables estudios y debates: el consumismo.
En la revista lo definen con un concepto evolutivo interesante, lo llaman el nacimiento del ‘Homo Shopping’. El artículo aporta muchos datos, puntos de vista variados y curiosos, pero en un pequeño recuadro hacia el final de la nota, enumeran una serie de consejos para no sentirse víctima de la tiranía del consumismo, aportados por el psicólogo evolucionista Geoffrey Miller.
Me han llamado la atención algunas de estas recomendaciones y por eso las enumero aquí debajo haciendo un análisis personal de cada punto.
1. Antes de comprar algo, tomate unos días para pensar si realmente lo necesitas.
- Totalmente de acuerdo y creo que es la más útil de las ideas que nos da el experto entrevistado. Esto no solo nos permite evaluar la real necesidad de determinado artículo, sino que además quizás nos permita buscares mejores opciones de precio antes de caer en la primera que veamos. La compra en ‘caliente’ casi siempre acaba siendo mal negocio.
2. Busca un objeto similar en tu baulera, arréglalo y límpialo. Tendrá el encanto de lo retro.
- Comienzo a discrepar. No todos tenemos baulera ni una habitación donde guardemos cosas viejas. Actualmente mantener un lugar para cosas en desuso es algo económicamente improductivo. Por otra parte no todos tenemos habilidad de reparar o restaurar cosas para volver a usarlas y si contratamos un especialista que lo haga, lo más probable es que nos acabe costando más que el objeto nuevo. Por último, aunque busqué muy bien en mi baulera, no he encontrado una notebook más rápida que el que tengo, o un iPhone o una PS3 Slim.
3. Pide prestado. Así, además, afianzas los lazos sociales.
- Mala idea. Por experiencia, el acostumbrarse a pedir prestado no afianza ningún lazo social sino todo lo contrario. Creo, por el contrario, que debe ser uno de los principales motivos de pérdida de amigos.
4. Alquila. Es una práctica infrautilizada.
- Si hablamos de una vivienda, está bien. Un coche, puede ser según el caso. Pero por lo general, el alquiler acaba siendo mucho más caro que la adquisición del mismo artículo. Sin contar que muchísimas cosas no se consiguen por este medio y que los requisitos de alquiler, algunas veces, son una trampa letal.
5. Resiste el rechazo irracional contra los artículos de segunda mano; nada es totalmente nuevo.
- No tendría problemas en adquirir algo usado, pero depende mucho de qué sea. Si es un producto electrónico o que requiera un cuidado especial, no tenemos forma de saber si el anterior usuario ha sido lo suficientemente cuidadoso. Por otro lado tenemos el problema de las garantías, una vez que hemos pagado, adiós.
Luego podemos acudir a una de esas tiendas especializadas en venta de artículos de segunda mano, allí probablemente nos den una garantía limitada por cada producto, pero los precios no son un gran negocio.
6. Si te interesa la marca, adquiere imitaciones. Algunas son casi indistinguibles del original.
- Absoluta barbaridad. No me he puesto a investigar si se trata de un error de traducción o lo que nos quiere decir Miller es que compremos falsificaciones. Porque una cosa es elegir un producto similar pero de ‘marca blanca’ y otra diferente es alimentar a las mafias de falsificadores comprando en el ‘top-manta’.
7. Hazlo tú mismo. A menudo, las habilidades profesionales no impresionan tanto como enseñar un suéter tejido con tus manos.
- Muy romántico el consejo y quizás para una o dos veces puede valer. Pero hay que saber bastante para hacerlo, hay que tener tiempo (que también vale dinero) y si quieres tener varios suéters diferentes en tu armario puedes pasarte tejiendo el resto de tu vida.
8. Cuando aparezca una nueva tecnología, espera tres años para adquirirla.
- Parece que a medida que avanzan los items a Geoffrey le va haciendo más efecto el whisky. ¿Pretende que navegue por las híper-actualizadas redes 2.0 y 4G con una computadora con 256mb de RAM y un procesador Celeron?
Empiezo a pensar que este psicólogo odia el progreso.
9. Pídetelo de regalo: te beneficiarás tú y harás sentir bien a quien te dé el capricho.
- Para rematar, nos tira este consejo donde queda patente su tacañería e hipocresía. No le importa un pepino fomentar el consumismo, siempre y cuando el que pague sea otro. No sé si será un experto muy respetado, pero seguro que tonto no es.
Eso fue todo, me reí bastante con algunos de los puntos y me gustaría mucho contar con tu opinión al respecto. ¿Eres consumista? ¿Crees que esto es malo o bueno para nuestra sociedad? ¿Se te ocurre como optimizar el consumo?