Revista Cultura y Ocio

El contorno del ojo

Publicado el 19 octubre 2009 por David Pérez Vega @DavidPerezVeg


Acabo de leer por segunda vez, en este día, el cuento de Bolaño El contorno del ojo.
No sabía de su existencia pública hasta hace un par de días, cuando me pusieron sobre su pista a través de un correo electrónico. Lo hizo Javier García Wong-Kit, antiguo compañero de un foro, ahora fantasma, donde hablábamos de Bolaño y de literatura en general.
Yo he leído todo lo que se ha publicado en España escrito por Bolaño; tengo muchas de sus primeras ediciones; he leído también casi todo lo publicado sobre él. Le conocía desde bastante antes de su muerte, desde 1999 ó 1998. Llegó a convertirse en mi escritor talismán, era el que me hacía creer en la literatura con fuerza adolescente; y ahora que se ha puesto de moda, y desde un lugar y otro parecen querer zarandear su figura, creo que su potencia como escritor permanece intacta, aunque haya perdido un poco el brillo que tenía para mí de privacidad, de refugio secreto. Terminé de leer Estrella distante (el primer libro que leí de él) en el verano de 1999, en un McDonald, protegiéndome del calor infernal del exterior, y supe que había dado con una voz nueva, alguien que tenía algo que decir desde una perspectiva inusual. Recuerdo ese momento con nitidez. Seguí con todos sus libros.
Tras la muerte de Bolaño, su ordenador parece haberse convertido en un saco sin fondo, cada año se anuncia la aparición de un libro nuevo. Ocurrió hace poco, otra vez, en la feria de Francfort (lo leí en el Moleskine literario de Iván Thays hace unos días).
Ya había leído con prudencia los libros póstumos: La universidad desconocida, anunciado como inédito, y luego al menos un tercio de su material ya lo conocía de otras ediciones. El libro de relatos El secreto del mal suscitó mi interés, pero no estaba al nivel de sus grandes libros de relatos: Llamadas telefónicas, Putas asesinas o El gaucho insufrible.

He buscado el relato en la referencia que me dejaba Javier bajo este miedo. Me ha interesado el artículo que lo acompañaba (dejo aquíla dirección). El relato es anterior a casi todo lo que conozco de Bolaño. Esta fechado en 1983, así que tiene que estar escrito cuando Bolaño no llegaba a los treinta años.
Los libros de su primera época, por ejemplo las novelas Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce o La pista de hielo, me parecen bastante inferiores a sus grandes obras; lo que me lleva a pensar, en un primer momento, dos cosas: que esto no era un borrador sin pulir, pero que tampoco iba a estar a la altura de sus mejores libros.
Pero lo que ha captado mi atención poderosamente ha sido descubrir que se trata del relato que le hizo acreedor de un tercer accesit en el concurso literario que le llevó a entrar en contacto con Antonio di Benedetto, escritor al que admiraba, que tampoco era el ganador del premio, sino un accesit más. Es decir es su “premio bufalo”. Es el cuento del que se habla en Sensini, de Llamadas telefónicas, uno de los mejores cuentos de Bolaño, uno de mis cuentos favoritos a nivel absoluto.
Me imagino a un Bolaño que no llega a los treinta, malviviendo en Gerona, queriendo ser escritor, preparando en la casa prestada por su hermana arroz de una docena de formas diferentes y creando este cuento.
El contorno del ojo no es un preámbulo de un cuento de Bolaño, no es borrador, es un auténtico cuento de Bolaño. De un Bolaño que no llega a los treinta y que malvive en una casa de Girona, solo, estirando el dinero del verano. Y nos habla de esto, pero desde una perspectiva insólita: a través del diario del oficial chino Chen Huo Deng en 1980, convaleciente de un trastorno nervioso en una aldea remota de la China comunista.
Deng tiene 45 años, ha estado en la guerra, sufre trastornos nerviosos, y es escritor. Ha publicado libros de poemas, y al menos un diario de juventud. Se repone en una extraña casa solitaria, desde la ventana ve hogueras de carboneros en las escarpadas. Recibe visitas: la profesora del pueblo, el comisario, dos soldados, niños… pero Deng está solo y pretende ordenar el mundo a través de unos recortes de periódico que hace sobre noticias inverosímiles, surrealistas.
En este cuento primerizo se encuentran ya todos los temas de Bolaño, y las muestras de su estilo (de una forma más clara, por ejemplo, que en Consejos de un discípulo…):
1) El protagonista es un escritor, que intenta ordenarse el mundo a través de la escritura. El mundo sólo le produce extrañeza. La escritura le abisma en esta extrañeza. Además está sólo. “Me vi a mí mismo, solo en la casa y luego vi la casa confundida entre las otras casas vacías. En la perspectiva algo iba mal.”, nos dice en la primera página, o en la primera página de mi copia impresa con interlineado 1,5.
2) La realidad es sorprendente y extraña, es surrealista, es poética. En los periódicos que recorta lee noticias sobre monstruos avistados en lagos, ancianos de 148 años, niños con visión de rayos X. Deng no consigue conectar estos hechos. “Sólo sé que suceden cosas extraordinarias”, nos dice.
3) Los protagonistas parecen moverse en un mundo de melancolía perpetúa y siempre están a punto de llorar, como ocurre en muchos de sus relatos o en Los detectives salvajes. “Sus senos eran pequeños y anchos y sollozó mientras la penetraba”, no dice Deng de su amante.
4) La mera enumeración de lo que ve Deng se convierte en un poema en prosa. “Detrás de ella las colinas eran una mancha negra debajo de la luna creciente, pero al mismo tiempo era una mancha móvil, inestable”.
5) Bolaño escribe como si todo lo narrado contuviese un misterio o una amenaza. Sus metáforas y comparaciones se establecen de un modo extraño, poético. Destaco esta frase: “Me pregunto quiénes son los carboneros, de qué aldea, y a manera de respuesta imagino una planicie blanca”.
6) Este relato es ya una muestra del gusto de Bolaño por la pura fabulación. Puede hablar de Gerona, de Chile, de México, pero elige un pueblo de China donde nunca ha estado.
Quizás como única nota negativa destacaría el cierre, que parece algo inocente para el escritor que se estaba fraguando ya en esta escritura. En él se salta la premisa fundamental de Hemingway para escribir un relato: lo más importante no es lo que cuentas, sino lo que no cuentas. De hecho, este relato se parece a más de uno de ex combatientes de Hemingway.
Un gran reencuentro, en todo caso. Este es el cuento de un mexicano chileno perdido en España, es decir de un chino perdido en China. Tengo que releer a Bolaño.
Dejo aquí el enlace a El contorno del ojo.
Gracias Javier.


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