Como antesala del Coro alto nos encontramos con el Antecoro, una sala techada por un sencillo artesonado y que recoge una serie de piezas interesantes, destacando entre ellas una talla policromada de Jesús Resucitado de Jerónimo Hernández, de tamaño natural, deteriorado con muchos repintes y pérdidas y ubicado en un altar neoclásico, que formó parte del retablo primitivo y presenta una postura típica de las esculturas clásicas.
En hornacina frente al resucitado, una escultura de Santa Catalina de Alejandría, mártir del siglo cuarto después de Cristo, con sus típicos atributos de rueda dentada, palma y espada. Por su gran intelecto, algunos académicos modernos consideran que la leyenda de Santa Catalina probablemente se basó en la vida y muerte de Hypatia, la famosa filósofa y maestra neoplatónica.
Una vitrina contiene un San José con el niño, de declarada ascendencia montañesina. Por último, un Cristo yacente anónimo de tamaño natural de rasgos muy serenos en hornacina de cristal y sobre una mesa de altar.
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