¡Hola, amig@s!
Pues así, como quien no quiere la cosa, hemos llegado a la última reseña de la Semana Queridas institutrices. Sí, ya sé- ustedes me perdonarán- que Miss Redfield es nanny y no institutriz pero que quede entre nosotr@s, ¿vale?
No creo que haga falta recordar la sinopsis, pero por si acaso...
Una fría mañana de enero de 1962 llega a la casa de doña Lily, duquesa de Peñalara uno de los puntales de la sociedad madrileña, Elsa Redfield, una joven inglesa que ha sido contratada como nanny para el más pequeño de los nietos de la aristócrata. La señorita Redfield, austera, competente y capaz, acude a Madrid con una misión: encontrarse con su antigua amiga y mentora, miss Hibbs, nanny de los nietos de Franco, a la que trae un mensaje y un anillo de incalculable valor. Elsa tendrá que poner a prueba su prudencia, pues, a su pesar, se verá involucrada en los asuntos de los Peñalara, una familia que, bajo su deslumbrante apariencia, esconde terribles heridas que, sin saberlo, la joven e inexperta niñera está a punto de sacar a la luz con consecuencias insospechadas.El coraje de Miss Redfield, la primera novela que leo de Ana R. Cañil me ha gustado pero...
Ana R. Cañil
Me ha resultado, es verdad, una novela simpática, agradable, que se devora casi sin darte cuenta y que tiene como el mayor aliciente para mí el trasladarnos a un momento de nuestra historia- los años 60 en España- del que poco se ha escrito o poco he leído yo al menos. La mezcla de ficción y realidad, esa fusión de elementos novelescos con las referencias a las disquisiciones del momento sobre el sucesor de Franco, la boda del entonces príncipe Juan Carlos y Sofía, el asunto de los asesinatos de un tal Jarabo,... esa ambientación de la época es el gran acierto de la autora. Aunque evidentemente es una visión un tanto sesgada. El españolito de a pie, la clase media, poco tiene que decir al respecto.Ese pero que mencionaba hace unas líneas viene motivado principalmente por dos razones, una literaria y otra más personal. Empezando por la personal he de decir que no he logrado simpatizar en absoluto con la protagonista, en torno a la que gira toda la trama. Mi empatía con ella ha sido nula. La nanny preparada en el prestigioso Norland College achaca a una de las familias con la que ha trabajado, los Boisier, la soberbia y orgullo propio de los nuevos ricos. Y sin embargo, con esa misma soberbia y poco delicadeza trata ella a sus compañeros de vagón en el tren que la trae desde París- Jorge Bucay tendría cuatro cosas que decirle a la Miss sobre el significado de las proyecciones-. Dice de sus dos compañeros de viaje que...
"Pertenecían a esa clase nueva de españoles que se desperdigan para trabajar en Francia y Alemania."
Este tono despectivo, además de otras lindezas y detalles que muestran muy poco sensibilidad hacia la situación y forma de vida de los otros y su carácter estirado, conservador en extremo y demasiado centrado en las apariencias, me predispuso no a su favor precisamente. Tenía, eso es verdad, la esperanza de que la vida la pusiese a prueba, limase esos defectillos y la hiciera sacar ese valor y ese coraje al que alude el título. Sin embargo, ni en el palacete, ni en el Club Puerta del Hierro, llevando a una de las niñas a clases de hípica o paseando a Jaime-Jimmy, ni en su historia de amor la pone la vida muy a prueba la verdad...
En cuanto al aspecto puramente literario, la novela me ha parecido superficial en exceso con abundantes descripciones de ropa, complementos, decoración,... pero poca profundización en los sentimientos y sensaciones. Por poner un par de ejemplos, al llegar a sus dependencias por primera vez, Elsa se emociona al ver el cabecero de su cama "por algún motivo". No estaría de más que se nos dijese cuál era ese motivo, qué le evocó, que le recordó e ir así conociendo sus recovecos emocionales. Sabemos que le está cogiendo cariño a la condesa de Peñalara porque así se nos dice, no porque se hay hecho evidente. Todo hay que decirlo, sacarlo, explicarlo y eso evidencia que la novela tiene carencias de fondo, de profundidad.
Estos detalles hacen que la novela, que podía haber dado mucho más de sí, se quede en una lectura entretenida, de esparcimiento y de consumo, pero sin mayores pretensiones. Claro que a veces unas horas divertidas y pasar un buen rato con una lectura ligera es nuestra última pretensión, ¿verdad?
¡Gracias por vuestros comentarios! Nos leemos...
Marcapáginas 187