“…no debes preocuparte, tu compañero ya nació, ya tiene hijos, ya está divorciado o en camino, sólo es cuestión de tiempo para que un día se encuentren por las calles, bar, cafetería teatro o donde sea , mi bola de cristal rara vez falla…”
Con amigos así ¿Para qué quiero pareja? Jajaja… Es un extracto literal de un correo que recibí hace unos días…. (Espero que no le moleste que lo haya compartido) pero me pareció precioso, además de acertado como comentario hacia mi persona y desde el más puro cariño.
¡Cuánta razón tiene! Sólo es cuestión de tiempo encontrar a alguien que te mire y no se canse de mirarte… que se acueste contigo y quiera hacerlo no una vez, sino cientos de veces… el resto de su vida.
He releído ese correo como si de una “Profecía de Nostradamus” se tratara… Deseando que su bola de cristal no falle y en su momento (cuando una menos lo espera) aparecerá la persona correcta. Mientras no llega mi “media naranja”(como dije en un post) “Voy comiendo mandarinas”.Lo malo es que a mí no me gusta mucho la fruta, sé que es sano eso de comer de todo, yo procuro hacerlo… Pero lo de comer fruta lo llevo fatal… soy más de yogures tipo Activia… ¡Pero si hay que comer fruta …Pues se come! ¡Faltaría más!
A lo que iba, que mientras no llega ese momento maravilloso que miles de solteros esperamos, no queda más remedio que jugar con las “Leyes del mercado” (la oferta y la demanda… un clásico de mis clases de Economía durante la carrera) y si el mercado demanda relaciones asépticas y sin emociones, puramente físicas, sin compromiso, sin cariño, múltiples y promiscuas… Entonces, cuando salga por la puerta de mi casa, dejaré mi corazón en la mesilla.
Cuando tenga una cita me pondré nerviosa, me surgirán algunas dudas y las comentaré con mis amigas y después “me prepararé para la guerra” (hacer el amor…ya no se estila) me pondré la lencería más “fina” que pueda encontrar, me someteré a una sesión de esas que te dejan el cuerpo más suave que el “culito de un bebé” y me enfundaré en mi mejor vestido, en mi mejor vaquero o me pondré esa falda que tanto me estiliza.
Me subiré a mis tacones favoritos (siempre entre 7 y 10 cm) y frente al espejo… dibujaré la línea de mis ojos, perfilaré mis labios y me rociaré de ese perfume de Paco Rabanne que tanto me gusta…. Me pondré el abrigo, pues me hará falta (ese tipo de hombres no dan buenos abrazos) y saldré de mi casa camino hacía mi cita…. Sin olvidar antes de cerrar la puerta…sacarme el corazón del pecho y dejarlo en casita.
Seguramente la mesilla de noche sea un buen lugar, no es amplio… pero es cómodo y es el típico cajón donde guardas un poco de todo… Ahí, junto a mis tapones para los oídos (los uso con frecuencia…duermo sola y no sé porqué pero no soporto ni oírme respirar a mi misma) junto a la crema de manos y alguna que otra libreta que uso para tomar notas… Ahí mismo dejaré mi corazón donde nadie pueda jugar con él ni utilizar sus armas, sus piropos o sus mentiras.
Imaginad gráficamente la escena… ¿Podéis hacerlo? Pues es lo que pienso hacer ahora con mis citas… Saldré con mis mejores galas, con mi mejor sonrisa y con la única aspiración de pasar un buen rato en compañía.
Y cuando vuelva a casa (no sé a que hora….ni cómo acabará la cosa) y me someta a ese ritual de desmaquillarte, ponerte el pijama y meterte en la cama… abriré el cajón, acariciaré mi corazón y volveré a ponerlo en su lugar… bajo mi pecho y un poquito hacia el centro… Ese es su lugar cuando todo se acaba y empieza otra vez realmente mi vida (mi romanticismo, mis frases célebres, mis abrazos, mis caricias… ) Ésa soy yo …la que tiene un corazón que palpita.
Mi corazón es grande y es para todos los que quieren conocerlo a él y a mí, a mis secretos, a mis deseos, a mis manías… Para el que sólo quiere ver lencería no precisa que lleve el corazón encima, mejor dejarlo en casa y así no se resfría ¿no?
Y como dice mi querido amigo: Esa persona destinada para mí se encuentra buscándome, deseando conocerme… y por una vez me voy a convertir en una persona realista: Soy demasiada mujer para esos hombres que no tienen nada que ofrecerme salvo un ratito ocio en sus vidas…
No me lamentaré ni sufriré por ellos, pues cuando me cruce con alguno de esos hombres que también se han dejado el corazón en casa, tal vez en su mesilla… O cuando repartieron corazones se ausentaron de la fila… A todos ellos les regalaré mi otra versión, sin corazón pero con mi mejor sonrisa.