Hoy leí que en Francia un supermercado reemplazó casi el 100% de sus trabajadores a través de la automatización.
De seguro esa idea debe rondar en varias mentes que creen que reemplazar a las personas será fácil. Pero esto va mucho más allá de eso. En una época en que la mayoría de los productos suben de precio y achican su tamaño, ya prácticamente no hay respeto hacia el cliente. A diario se invierten miles de millones en publicidad vacía, porque al final del día, lo que menos se tiene presente es el bienestar del cliente.
Hay supermercados que llevan años sin reponedores, con la excusa de que ahorrando costos pueden brindar mejores precios, paralelo a un mejor servicio. Pero en la práctica esto no se cumple. Es una falta de respeto hacia todos los clientes, menospreciando su opinión, porque de precios bajos nada. Todo el esfuerzo y sacrificio de esa gestión es un cero gigante, si lo comparamos con las misiones, visiones y frases publicitarias de éstas empresas.
Se viene el Mecheromatic, porque ya que estamos automatizando, mínimo hay que actualizar también la manera de robar.Ahora bien, lo que se “ahorrará” trabajando con una mínima cantidad de personal, se perderá en robos y ventas reducidas. No me imagino a los Mecheros y su asociación buscando alternativas de drones o androides para reemplazar esa mano larga humana. Tampoco pienso que Robocop se llevará a los androides mecheros, o , que el “Pepito paga Doble” se hará a través de drones.
A diario se invierten miles de millones en publicidad vacía, porque al final del día, lo que menos se tiene presente es el bienestar del cliente.
Hay un contrasentido. Las empresas más grandes, con miles de miles de millones de dólares a su haber, piensan con una mentalidad de negocio de barrio, y eso. El impacto de eliminar miles de puestos de trabajo tendría peores consecuencias de lo que pensamos. ¿En qué trabajarían esas personas?, ¿las empresas que los despidan les pagarán una beca en ingeniería robótica? Es una ingeniería que parece no preocuparle ni el respeto ni la valoración de las personas y sus familias, porque, mal que mal, no se está valorando a la persona, se está valorando una mejor rentabilización de personas y directorios que tienen la grave enfermedad del mal de diógenes, pero para acumular millones y millones.
No lo podemos permitir. Ya me harta ir a las multitiendas y ferreterías gigantescas sin que nadie me atienda o me asesore. El comercio tiene parte de su alma en el valor y talento de las personas que lo ejercen. No podemos reemplazarlas, aunque técnicamente se pueda, es algo que va en contra de nosotros mismos. Nos estaríamos pisando y cortando la cola. No.
Todos hemos sido testigos de algo muy singular en las tierras chilenas. Se toman muchas iniciativas, pero se aplican mal. A veces lo que está bueno no hay que echarlo a perder, sino, todo lo contrario. Hay que pulirlo y mejorarlo. Nada más.
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