Luisana Colomine.
El padre del periodismo de precisión (o periodismo de datos), Philip Meyer, alentaba a los periodistas a relatar historias en base a sus propias experiencias y vivencias, y en sus inicios como reportero del Miami Herald, hacía la cola para subir al autobús y pagaba con un billete de alta denominación, o fumaba cerca de ancianas o tropezaba a propósito con ejecutivos para escribir un reportaje sobre los niveles de tolerancia de la gente.Siguiendo sus pasos una vez fui a todas las oficinas de la Universidad Bolivariana de Venezuela en su sede de Los Chaguaramos, para saber si realmente se estaba usando el Software Libre y constaté que una minoría cumplía con lo que ya para entonces era un mandato legal del presidente Chávez. Lo viví y lo investigué. Nadie me hubiese podido rebatir los resultados de eso que Meyer llamó “experimento socioperiodístico”.
En otra ocasión, un grupo de mis estudiantes descubrió que en las escuelas que visitaron no se estaba cumpliendo con el artículo 9 de la Ley Orgánica de Educación que contempla la enseñanza del análisis crítico de medios. Los maestros ni siquiera sabían de qué iba la cosa y en el ministerio de Educación confesaron que nadie estaba preparado para eso.
El último de esos experimentos socioperiodísticos me llevó, junto a seis de mis estudiantes, a usar el correo electrónico creado por Freddy Bernal para hacer denuncias sobre irregularidades en el CLAP. Cada quien envió una denuncia debidamente sustentada. Mandamos dos correos semanales durante cuatro meses preguntando “¿qué pasó con mi denuncia?”. La vivencia sirvió para constatar la poca eficiencia en el método ideado para hacer contraloría a los CLAP.
Cuando el presidente Maduro convocó la Constituyente mucha gente se animó a participar en la fiesta democrática, especialmente en el ámbito sectorial y la categoría “por iniciativa propia”, es decir, aquellos que nadie postula.
Decidí vivir otro experimento socioperiodístico y “prepostularme” como aspirante. Para eso ingresé a la página web del CNE al “Sistema de PrePostulaciones en línea”
Tuve la duda con eso de los sectores pues si bien es cierto que soy profesora universitaria, también tenía la posibilidad de prepostularme como periodista o comunicadora (como dicen ahora), pero para esa fecha el subsector de la comunicación fue denominado “Prensa”, lo cual me pareció reduccionista, y deseché la idea. Así que me prepostulé en el sector de “Trabajadores y Trabajadoras” subsector Educación. Fue rápido y ¡Listo! Ya era toda una aspirante a candidata es decir, una prepostulada.
Días después el CNE hizo cambios en los subsectores. Por ejemplo el de “Prensa” fue eliminado, así como el de “Educación” y ahora aparece el subsector “Social” donde supongo incluyen a esos que eliminaron.
Bajé mi constancia de prepostulación y luego de eso la página del CNE me informó que debía recoger 1.000 firmas. Pero además me exigía lo siguiente: Planilla de Recolección de firmas; Autorización de los Representantes Legales; Declaración de no poseer otra nacionalidad (esto lo consideré innecesario pues estoy inscrita en el Registro Electoral Permanente donde figuran todos mis datos); Declaración Jurada de Residencia (un trámite que en Venezuela no es inmediato y que puede durar hasta 15 días) y la Constancia de Pertenencia al Sector de Campesinos y Pescadores (si fuese el caso). Tantas exigencias me hicieron pensar que aquello sería un verdadero viacrucis para quienes se postularan por iniciativa propia, es decir, para el poder originario, el pueblo, pues. Haría falta maquinaria partidista y también cierto nivel de organización. Para quienes no tuviesen ninguna de las dos cosas sería una difícil (por no decir imposible) misión.
Para recoger mil firmas me harían falta dos resmas de papel, o quizás tres previendo errores. Cada resma de papel está costando Bs. 24 mil. La otra opción es ir a un centro de copiado y sacar fotocopias las cuales cuestan como mínimo Bs 130, o sea 13 mil bolos sólo en eso. Para la huella dactilar tenía que hacerme de una “huellera”. La más chica cuesta Bs. 1.700 y al menos necesitaría dos porque eso se gasta rápido. También me pedían un CD (Bs 1.200,00) para incluir allí toda la información.
Lo más duro sería recoger las firmas pues en Venezuela ya esa figura se ha desprestigiado y no es fácil que la gente acceda…Y todo eso había que hacerlo en apenas ¡12 días! Además pedir pedir permiso en el trabajo para dedicarse sólo a eso…Entonces, en mi caso, el experimento socioperiodístico llegó hasta allí, pero hice seguimiento a gente cercana que decidió ir hasta el final y aquí les traigo sus testimonios:
Humberto Gómez (sector de los pensionados para lo cual el CNE exigía 500 firmas):
“Logré inscribirme por el sector incorrectamente denominado pensionados y no adultos mayores. Recogí todas las firmas en un gran esfuerzo tanto en la Universidad Bolivariana de Venezuela, la Plaza Bolívar y otros lugares. Después llené no se cuántas planillas que exigía el CNE. Luego un plantón de 8 horas (de pie) en las adyacencias del CNE para la insripción; después tuve que escanear las 600 planillas y pasar en una hoja exel los 600 números de cédulas. Finalmente “quemar” en un CD todo eso. LLevé los recaudos al CNE el martes, todo apurado, cerca de las 6 de la tarde, pensaba que no me iban a recibir, pero aún estaban recibiendo recaudos. Aún no sé si me aceptaron, no ha salido el listado, debe estar a punto de salir porque hay mucha incertidumbre.”
Mollie Aguirre, postulada por el sector de trabajadores subsector Educación, tuvo más suerte porque ella pertenece a la Plataforma Popular para la Constituyente, que agrupa varios movimientos sociales, y apoyó a sus precandidatos-as. Corrió con ciertos gastos como lacompra de las “huelleras” y las fotocopias para las firmas. Mollie dice que a algunas personas les daba pena solicitar la firma y entonces entre unos y otros se ayudaron. A ella le tocó hacer el gasto en la obtención y fotocopia de los documentos, un CD para “quemar” allí la información.
Tanto Humberto como Mollie resaltan que la experiencia vivida el domingo 11 de junio en la Plaza Bolívar fue de mucha solidaridad y alivió un poco la difícil fase de las firmas.
Mollie reveló que gastó algo más de Bs. 20 mil y Humberto casi Bs. 40 mil. Además del tremendo stress y de la carrera contra el tiempo.
A ambos les anima el deseo de participación y por ellos y tantos otros compatriotas vale la pena apoyar esta Constituyente.
Ahora solo queda esperar la lista oficial de candidatos-as que el CNE prometió para este sábado 17 de junio.
Nota: para el momento de escribir esto, aún el CNE no publica la lista oficial de candidatos-as Profesora de géneros periodísticos y periodismo de investigación en la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV). Comunista.
@LuisanaC16 Anuncios