[Ricardo Portmán] @ecosdelvinilo
Sin título. Una fotografía de 30 x 66 centímetros en su versión completa. Un plano de tres cuartas partes de Bob Dylan. La portada de Blonde On Blonde se instaló desde su edición en 1966 en el inconsciente colectivo con su borrosa belleza. Ese desenfoque no fue intencional. Su autor, el fotógrafo Jerry Schatzberg, ha relatado desde entonces la razón: “Era febrero, [Dylan] solo llevaba esa chaqueta, y yo llevaba algo similar, y los dos teníamos mucho frío”. Por lo tanto el temblor de Schatzberg fue el causante de la ‘falla’ en la instantánea. La locación elegida para la sesión de fotos estaba en el distrito de envasado de carne de New York. Se tomaron más fotografías, muchas de ellas con perfecta nitidez, pero el propio Dylan eligió utilizar la borrosa. Las razones para este elección se han debatido por décadas; posiblemente el músico intuía que todas esas cábalas alrededor de la portada se reflejarían en trascendencia y no se equivocó.
Como dato para los completistas, Dylan utilizó esa misma chaqueta parda en la portadas de los elepés John Wesley Harding y Nashville Skyline. La sombra del doble Blonde On Blonde terminaría cubriendo inevitablemente toda la obra posterior de Dylan, y no solo en lo musical. Por ésta -y otras tantas portadas- es que el de Minnesota terminaría convirtiéndose en un elemento iconográfico de nuestro tiempo.Copyright ©2015 Ecos del Vinilo.Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin previa autorización del autor.