El mundo tiene, por fin, un enemigo común, ante el que por un lado se pone en cuestión la globalización, pero a la vez, yo creo, se refuerza más que nunca que la globalización es más necesaria que nunca. Si había algún país que se creía a salvo de las influencias globales, ahora ya no queda ninguno. Este virus demuestra la permeabilidad de nuestros países a fenómenos globales de todo tipo; algunos positivos, y muchos negativos. Amenazas globales ante las que hay que tener actuaciones globales eficientes y coordinadas.
Creo que el 99% de la población mundial cree, o confía, que este virus acabará siendo controlado y «domesticado», como ha ocurrido con otros antes, y como -esperemos- pasará con otros en el futuro. La gran cuestión es cuándo pasará. Mientras tanto se extiende como un tsunami por todo el mundo, con su rastro de muerte y de destrucción económica.
Las bolsas reflejan la decisión de muchos inversores, que venden sumidos en el pánico, descontando una caída de la actividad económica que sin duda afectará a los resultados de las empresas de este año. Los que venden lo hacen porque creen que las cotizaciones seguirán cayendo, porque piensan que el episodio irá a peor. Los que compran, que son menos (por eso caen las cotizaciones) creen que se está sobreponderando el impacto negativo y que el problema se resolverá en unos meses (¿para el verano?) y que por tanto las empresas están a precio de ganga. Que las oportunidades de ganar dinero a estos precios son enormes.
Como en toda crisis, se trata de la interpretación que unos y otros hacen de la incertidumbre. Y de la psicología del inversor. Y depende de si ya están en el mercado o no. De los que ya están, a) unos salen para parar la sangría, pensando que ya entrarán cuando las cosas se calmen. b) Otros se quedan confiando en que más pronto o más tarde las cotizaciones se recuperarán, apelando pues a la paciencia. Y los que están fuera del mercado se reparten ahora mismo entre los que c) se quedan fuera un rato más, hasta que vean que el mercado empieza a recuperarse, y d) los que no quieren perderse la recuperación y empiezan a entrar. Según como se vayan comportando esos subconjuntos de inversores, veremos moverse la bolsa. Mientras a) y c) sean mayores que b) y d), las bolsas irán para abajo; cuando pase lo contrario, las veremos salir al alza.
Nada nuevo bajo el sol.