Este crecimiento supone un aumento del saldo de la cartera de más de 2.645 millones de euros. Sin embargo, el total de préstamos concedidos por las EFCs, representa apenas el 3,7% del total de créditos vivos en el sistema financiero español, que se situó en diciembre de 2022 en 1,2 billones de euros.
Según el estudio de AIS Group, los hogares son los beneficiarios del 66% de los créditos otorgados por las EFCs, el 33% se destina a actividades productivas y un 1% a financiación de todos aquellos que no son ni familias ni empresas.
Todos los segmentos han experimentado un aumentado de su saldo a lo largo de 2022. Sin bien, se trata de un crecimiento desigual, ya los préstamos a los hogares crecieron un 2,4% (algo menos de 700 millones de euros), mientras que los otorgados a las empresas lo han hecho en un 14,4% (aproximadamente 1.900 millones de euros).
Crédito al consumo
La financiación de bienes de consumo a las familias se revela un año más como la principal línea de negocio de las entidades financieras de crédito. El último ejercicio, esta cartera creció un 6,4% respecto a 2021, por lo que el saldo vivo de créditos destinados a esta finalidad rozó los 19.280 millones de euros.
Esta cifra no sólo representa el 64,4% de los préstamos a los hogares y el 42,4% del total del crédito otorgado por las EFCs, sino que constituye el 20,4% del crédito al consumo del conjunto del sector financiero en España. A pesar ser el porcentaje más alto desde el inicio de la década, dista bastante del 28% registrado en 2018.
Dentro de los créditos al consumo, los hogares recurren especialmente a las EFCs para financiar las compras de bienes de consumo duraderos, como es el caso de los electrodomésticos. De hecho, las EFCs concentran 10.244 millones de euros en este tipo de operaciones, un discreto 2% más que a diciembre de 2021.
La tasa de morosidad para esta parte de su cartera oscila entre el 3,5% y el 4% en los dos últimos años y el registro a diciembre de 2022 fue el 3,7%, idéntico al del año anterior.
Más negocio, igual morosidad
Destaca el hecho de que el conjunto de las EFCs ha logrado aumentar su cartera de crédito, en especial la de crédito al consumo, y, sin embargo, el volumen de préstamos dudosos se ha mantenido estable.
"Esta situación se explica, en gran medida, a la adopción por las EFCs de dos tipos de herramientas", comenta José Manuel Aguirre, economista y director de relaciones institucionales de AIS. Por un lado, la aplicación del open banking. Cada vez es más común, especialmente entre las financieras, requerir acceso a la información transaccional completa de los solicitantes de un crédito, lo que les permite ajustar muy bien el perfil de riesgo de cada uno de ellos. También es cada vez más frecuente que los consumidores opten por facilitar esta información, pues les evita tener que aportar documentación, agilizando la obtención de la financiación y compra del bien deseado.
"Algunas de las financieras con las que trabajamos", dice Aguirre, "utilizan el open banking hasta en el 90% de las solicitudes, lo que da una idea clara de la aceptación de este tipo de herramientas por ambas partes".
Además, para procesar toda esta abundante información, las financieras están utilizando modelos de inteligencia artificial, modelos machine learning, para analizar todos los datos, construir un perfil de riesgo mucho más preciso y obtener automáticamente la decisión óptima sobre la conveniencia o no de otorgar la financiación.
Según el informe de AIS Group, el open banking y el machine learning, unidos a otros aspectos de digitalización, "permiten a las EFCs ser más eficientes y lograr economías de escala y ahorro de costes sustanciales, tanto en la captura de nuevos clientes como en los procesos de evaluación de riesgos y en los protocolos de back office".