Revista Economía

El crimen legal de los mercados

Por Adelpor

2001: una odisea del espacio, Stanley Kubrick
Dice la RAE que "crimen" es "delito grave". Una acepción de "delito" es "acción o cosa reprobable". Suena demasiado ligero. Muchas veces las palabras doblegan, encubren o maquillan la sencillez contundente de la verdad. Quiero aclarar con esto que no me sirven ni satisfacen estas expresiones para definir lo que estoy viendo, leyendo y oyendo en los medios de infoconfusión que nos epatan cada día. Lo de crimen se queda corto. Pero recurro a estos vocablos para indignarme por escrito, a la espera de que podamos recuperar el valor y la cordura suficientes para enfrentarnos al poder de formas más directas y eficaces. Y no me refiero a instituciones domesticadas. Porque el poder no son los gobiernos, ni los legisladores, ni los jueces. Aquí no mandan ellos, pobres simios que adoran fascinados al monolito del sistema. En este mundo mandan unos cuantos millonarios que controlan el movimiento de eso que llamamos "los mercados" como si de una marioneta se tratase. Éste es el verdadero poder.
Un ejemplo: "Un banquero de Goldman Sachs presume de provocar la crisis". Y podemos seguir leyendo. O repasar lo que ocurrió hace unos años: "...la libra perdió en una semana frente al dólar un 9,8% después de que el millonario inversor George Soros y otros especuladores dieran una orden contra la libra por 10.000 millones de dólares". O bien eso de que "los mercados" castigan a Grecia, a Portugal, a Irlanda, a España... "Los mercados" son mecanismos controlados por individuos que sólo representan y defienden sus intereses privados a costa de lo que sea, de empobrecer a quien le toque para que el capital fluya hacia sus bolsillos. ¿Quién ha elegido a "los mercados"? ¿Quién les ha nombrado? ¿Quiénes son? ¿Por qué nos juzgan? ¿Quién les ha dado esa atribución? ¿Por qué nos castigan? ¿Por qué lo aceptamos? ¿Pretenden que creamos que existe la democracia si los que realmente mandan son "los mercados"? ¿Por qué no actúan los gobiernos contra semejante barbaridad? ¿A alguien le puede extrañar la corrupción económica, ideológica y moral que cunde entre legisladores, gobernantes y jueces en este espacio de abyectas especulaciones? ¿Por qué votamos a esos "liberales" que siguen diciéndonos que el mercado es el oráculo perfecto, la mejor de las panaceas? Se nos intenta explicar lo inexplicable. Al menos para mí lo es, porque por más que me lo digan, argumenten y ejemplifiquen, no lo voy a comprender. Porque no quiero comprenderlo (de nuevo la RAE: "comprender" = "encontrar justificados o naturales los actos o sentimientos de otro"). Es la acción de "los mercados" la que crea impunemente paro, angustia, violencia y sufrimiento en millones de personas con la exclusiva finalidad de que unos cuantos criminales amparados por la ley (¡sí!, amparados por la ley), se colmen de dinero, de satisfacciones, de corbatas, de éxito fácil. Detrás de esas cifras que aumentan y disminuyen al capricho de estos delincuentes está la vida de las personas de verdad, el colegio, la comida, el médico, la vejez tolerable sin demasiadas angustias, el techo, el agua limpia, el grifo, los conciertos, la biblioteca, el parque... Y tenemos que aguantar que unos listillos nos digan por la tele o por los papeluchos de la infoconfusión que la culpa es de tal o cual gobierno, que les votemos a ellos, que lo van a arreglar, que van a tomar medidas (odio ya para siempre esta expresión, vaciada de sentido: "tomar medidas")... ¡Qué gente tan mediocre! ¡Cuánta mentira! ¡Qué poca dignidad! Pero les seguimos, hasta el infierno.
¿Somos gilipollas? Sí, lo somos.

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