Revista España

El criminal del anillo

Por Misteriosdelmal

José María Jarabo, el criminal del anillo

Fotográfia de José María Jarabo

José María Jarabo fue uno de los peores criminales de la historia española, a pesar de lo que hizo, aún hay gente que le rinde culto peregrinando hasta su tumba, en el cementerio de la Almudena de Madrid.

José María Jarabo, el criminal del anillo

Fotografía de José María Jarabo

Biografía
Este criminal se llamaba en realidad José María Manuel Pablo de la Cruz Jarabo Pérez Morris. Nació el 28 de abril de 1928 en Madrid, tenía un carácter muy peculiar, era capaz de cautivar a cualquier mujer sin importarle la condición de éstas, era extremadamente simpático, se comportaba educadamente, tenía mucha labia, le gustaba mucho gastar, poseía un gran miembro, vivía muy por encima de sus posibilidades económicas y no trabajaba pero se gastaba el dinero de su madre.
Tenía un romance con una mujer inglesa casada llamada Beryl Martin Jones, debido a esta relación José María había gastado una fortuna en hoteles, cenas y regalos, así que preocupado por la falta de dinero empeño un anillo de brillantes que era de Beryl, al poco tiempo esta le envió una carta reclamándole el anillo.
El anillo de su amante
Jarabo se acercó con la carta a la tienda de empeños, como no tenía las cuatro mil pesetas necesarias para recuperar la joya enseñó la carta y cometió el fallo de dejarla junto a la deseada sortija. Ese día el 19 de julio del 1958, se había propuesto recuperarla.

José María Jarabo, el criminal del anillo

Madrid 1958

El 19 de julio
Ese caluroso día había muy poca gente por las calles y hacía poco que los españoles habían celebrado los actos de conmemoración del 'Glorioso Alzamiento Nacional' y la 'Fiesta de Exaltación del Trabajo'.
José María Jarabo, por aquel entonces, era un joven de 33 años bien plantado e impecablemente vestido, aquel día salió de su casa temprano, se sentó en una cafetería de Madrid, pidió dos coñacs y se puso a leer el diario ABC, él desconocía totalmente que se convertiría en el personaje encargado de enfangar de sangre la posguerra.
Eran las nueve de la noche cuando José María fue a casa de Emilio Fernández Díez (dueño del negoció donde empeño el anillo), éste vivía en el número 57 de la calle Lope de Rueda, cuando llegó, pulso el timbre con la uña para no dejar huellas.
Paulina, la criada, abrió la puerta después de que este le dijera que era un amigo del dueño, Jarabo la cogió del cuello y la golpeó con una plancha que estaba cerca de donde estaban ambos, a continuación agarro un cuchillo de la cocina y de un cuchillazo le partió el corazón en dos partes. Ese fue su primer crimen pero, sin embargo, no pareció impresionarle mucho.
Después de su crimen, arrastró el cuerpo de la víctima a una habitación al lado de la cocina y se puso a esperar al dueño de la tienda.

José María Jarabo, el criminal del anillo

Cuerpo sin vida de Emilio Fernández Díez

A las diez y pico de la noche cuando el dueño entró por la puerta de la casa llamó a la criada, sin que nadie contestara, y se fue directamente al baño, cuando pasó por delante donde estaba escondido el asesino, este último saltó sobre la espalda, lo inmovilizó sujetándolo por la chaqueta y le puso el cañón de la pistola en la nuca y apretó el gatillo, quedando tendido su cuerpo sin vida entre el bidé y la bañera.
Al dueño de la casa no le dio tiempo a saber quién era el que terminaría con su vida.

José María Jarabo, el criminal del anillo

Fotográfia del cuerpo sin vida de Amparo Alonso

Al poco el asesino escuchó como la puerta se abría de nuevo, era Amparo Alonso, la mujer del propietario del negocio, la cual estaba embarazada, se dirigió al salón y ahí encontró al asesino donde este entablo una conversación con ella: él les dijo que era inspector de hacienda y que estaba investigando a su marido y que el marido y la criada ya estaban detenidos, la mujer ante tal explicación desconfió y trató de huir, el asesino la arrastró hasta encima de una cama de una habitación, sacó la pistola, apuntó en la nuca de la mujer y disparó.
Seguidamente procedió a beber anís de una botella que había encima de la mesa y se puso a limpiar todas las pruebas posibles. Cuando termino se puso a dormir en la cama que no estaba llena de sangre, y ahí se quedó durmiendo plácidamente y profundamente entre muertos hasta el día siguiente.

El 20 de julio

El día 20 a las nueve de la mañana Jarabo se fue de la casa sin el anillo ni la carta de su amante.

José María Jarabo, el criminal del anillo

Pistola idéntica a la que usó el asesino para matar a sus víctimas

Su cuarto crimen

El lunes 21, aproximadamente a las ocho de la mañana, después de comprobar que su pistola estaba cargada y tomarse un brandy se dirigió a la tienda y cuando Félix López Robledo (el prestamista) llegó le sujetó por la espalda y le disparó dos tiros en la nuca, seguidamente le registró los bolsillos y la tienda sin encontrar dicho anillo ni la carta. Cuando terminó de registrarlo salió de la tienda y dejó el traje empapado en sangre, en una tintorería.
Luego se fue de copas, gastó tanto dinero que empezó a despertar sospechas entre toda la gente conocida.
La detención

El martes 22 de julio, aproximadamente sobre las 12 del mediodía Jarabo fue a buscar el traje a la tintorería y ahí fue donde le detuvieron.

Al poco el asesino confesó que había matado por amor, para recuperar el anillo de su amante.

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El juicio
El jueves 29 de enero de 1959 se inició en el Palacio de Justicia de Madrid el juicio. La sala se llenó de famosos y conocidos, artistas (como Zori o Sara Montiel), algún torero, esposas de altos funcionarios… Abundaban las mujeres y sólo faltaba la orquesta de Bernard Hilda para que aquello fueran las tardes del Ritz.

José María Jarabo, el criminal del anillo

Diario en el que se publica la condena del asesino

La entrada de Jarabo en la sala de la sección quinta fue impresionante. Estrenó con un traje a medida que le sentaba como un guante y avanzó con paso firme y decidido y dedicando sonrisas a las mujeres, que le miraban extasiadas, el preso fue condenado a cuatro penas de muerte.
La muerte
Un año después, el 5 julio de 1959, todos los periódicos publicaron la noticia que habían ejecutado con garrote vil a José María Manuel Pablo de la Cruz Jarabo Pérez Morris.
El cuerpo fue llevado al cementerio de la Almudena escoltado por coches policiales. En las calles de Madrid corrió el rumor de que Jarabo no había sido ejecutado gracias a sus influencias, que en su lugar habían matado a un gitano que también estaba condenado a muerte.
Quién sabe si lo mataron o no… Lo malo es que este criminal mató a 4 personas y a una que venía en camino.

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