E1 17 de julio, en El Ferrol
(1) Aquel memorable día de 1936, nuestro crucero se hallaba ea la Base de El Ferrol. Serían las once de mañana, recibimos orden de estar listos para hacernos a la mar, con rumbo a La Coruña, a las tres de la tarde, en cuya población, al decir de los elementos fascistoides de a bordo, reinaba un fuerte movimiento huelguista de carácter político-social.
Esta salida, no obstante, por causas aún no conocidas, no llegó a efectuarse, suspendiéndose posteriormente. Así es que, por la tarde, a la hora acostumbrada, salieron los francos a tierra, donde ya se iba generalizando el rumor de un levantamiento militar en África. Al día siguiente, causó sorpresa general, cuando, en vez de darse los consabidos francos de ría, se dijo que, a las dos de la tarde, saldríamos para Algeciras. Y se hacen víveres, petróleo y agua, quedando el barco listo para la marcha.
Antes de nuestra salida, vemos al “Miguel de Cervantes” salir de la dársena en que estaba, aprestándose también a petrolear. El otro crucero del mismo tipo, el “Almirante Cervera", quedaba en dique. Horas más tarde, cuando hasta la ría ferrolana llegasen los estruendos de la sublevación, tal circunstancia privaría a la República de uno de sus mejores buques, propiciando su caída en manos de los sublevados, pese a la valiente defensa hecha del mismo por un puñado de camaradas fieles al Gobierno, quienes, finalmente. sucumbieron ante el aplastante número de los asaltantes que, desde tierra, les tenían cercados por todas partes.
Rumbo a Algeciras
A las 13'48 horas de dicho día 18, a régimen de 25 millas, el «Libertad» abandonaba su Base, arrumbando seguidamente hacia el Sur. Por ser verano y haberse concedido los reglamentarios permisos, las dotaciones de loa barcos quedaban reducidas a sus dos tercios. Cuando iniciamos la navegación, ya era de dominio general, a bordo, el hecho de la sublevación en Marruecos, así como el de que tropas legionarias y moras estaban desembarcando en Cádiz y Algeciras. Sabíamos también que el Gobierno nos ordenaba ir contra ellas, a la vez que evitar nuevos desembarcos. Todos teníamos la impresión de que aquello era cosa de días...
Una cosa nos extrañó poderosamente durante la travesía: los aparatos de radio de a bordo fueron retirados. Con esta medida, no podíamos enterarnos de lo que estaba aconteciendo. Sin embargo, por si estaba dictada contra los pusilánimes que pudieran dejarse impresionar por el movimiento subversivo, nada objetamos. Por lo demás, los radiotelegrafistas de confianza del buque iban dando noticias de la marcha de los sucesos a los elementos de probada lealtad de la dotación. Así, se fue formando un pequeño núcleo de gente adicta al Gobierno de la República, el cual fue engrosando aceleradamente, firmemente dispuesto a afrontar los acontecimientos.
Este mismo personal radiotelegráfico fue quien nos puso en antecedentes de la circular dirigida por el general Franco, en la propia mañana, desde la estación de Las Palmas, a los generales jefes de las ocho regiones militares del país, así como a los jefes de los departamentos navales, concebido en estos términos:
"En radiograma de esta fecha, digo a general jefe Circunscripción Oriental de África, lo siguiente: ¡Gloria al Ejército de África! ¡España sobre todo! Recibid el saludo más entusiasta de estas guarniciones, que se unen a vosotros y demás compañeros de la Península en estos momentos históricos. ¡Viva España con honor! "
Se prepara la dotación frente a cualquier contingencia
El día 19, amaneció espléndido. Navegábamos ya a una velocidad de 27 millas, vibrando sobremanera el barco a impulso de sus máquinas. Hacia las nueve de la mañana, el cabo de radio, camarada Fernando Pérez, avisó a dos compañeros de los del núcleo leal, indicándoles que, según noticias recogidas en la estación, el movimiento subversivo se extendía por la Península, muchas de cuyas capitales estaban ya en poder de los rebeldes, añadiéndoles que el Presidente de la República y el Gobierno habían estado hablando por radio, desde Madrid, al pueblo, así como al Ejército, Marina y Aviación, haciendo un llamamiento a todos para sofocar la sublevación, por lo que se impone -terminó diciendo el cabo Pérez - el apoderarnos de nuestro buque antes de que el personal dudoso nos haga una traición.
Estas mismas palabras fueron dichas seguidamente a numerosos cabos y marineros de confianza, incluyendo a fogoneros« maquinistas y algunos auxiliares. Como consecuencia de todo esto, se consolidó el núcleo adicto formado, que ansiaba entrar en acción. A las 14,50 horas, el Ministerio de Marina enviaba al comandante del “Libertad” el siguiente despacho:
“Estaciónese proximidad Cádiz. Establezca contacto, por radio con jefe rebelde plaza, conminándole a rendirse. De no hacerlo, bombardeará puntos estratégicos de la plaza en poder rebelde. En la tarde de hoy, escuadrilla aviación, con la que establecerá contacto por radio, cooperará con los buques en la rendición de los rebeldes”.
Llegando frente a Cádiz, vimos como el mando, en vez de preparar los cañones de 152 mm., únicos útiles para una acción sobre la costa, lo hacía solamente con los de 47 mm., de saludo, cosa que ya nos puso a todos los que estábamos enterados del radiotelegrama del Ministerio, pensando que se acercaba el momento decisivo. Bueno será decir que los oficiales, durante todo el día, estuvieron fiscalizando enormemente a la dotación, disolviendo corrillos que comentaban las incidencias de tierra y llamando la atención de la gente sobre otras cosas insustanciales, no permitiendo a nadie la entrada en sollados, como no fuera debidamente justificada.
La dotación, dueña del buque.
Por la tarde, viendo a la dotación bastante excitada y recelosa, el mando ordenó subir de los pañoles municiones para las piezas de 152 milímetros, previa llamada a los artilleros, coincidiendo ésta con una reunión que se celebraba en el sollado 4 de fogoneros (lugar apenas frecuentado por la oficialidad), donde hicieron acto de presencia bastantes cabos, fogoneros y marineros, ultimándose el propósito de afrontar la situación. Cuando los artilleros se dirigían a sacar los proyectiles ordenados, el cabo Romero, so pretexto de ir al pañol a recoger saquetes para los mismos, fue a proa y, en compañía de varios cabos marineros, cogieron los fusiles que, de antemano, habían depositado en el citado sollado 4, con las correspondientes municiones, tomadas al pañol del condestable. Inmediatamente se cursó un aviso a los camaradas de popa, para que se armaran también. A los cinco minutos, gran parte de la dotación, toda ella gente de confianza, estaba armada, provista de diversos elementos.
Un grupo se dirigió al puente y otros a ocupar los puntos estratégicos de cubierta, procediéndose a la detención de todos los oficiales, que apenas ofrecieron resistencia, a los cuales se quitaron las pistolas y mandó al sollado 3, bajo guardia.
El crucero “Libertad” había sido mantenido para la República por su dotación...
Cartagena 1938
Crucero "Libertad"
Buque insignia de la Flota Republicana
(1) Extractado del semanario La Armada (29/10/38 y 12/11/38)