autor: blog Agua Viva
Todos los consagrados hacen tres votos: pobreza, castidad y obediencia. En la Legión de Cristo hay un "cuarto voto" que los seminaristas están obligados a hacer antes de ser consagrados sacerdotes y que los obliga a no criticar o denunciar a su Superior, anulando así su libertad de conciencia y espíritu crítico.
A raíz del escándalo suscitado por la gravísima conducta de su fundador, el padre Maciel, entiendo que ellos separan la obra de su fundador... y que quieren seguir adelante haciendo el bien como miembros de la Iglesia y obedientes al Papa, nadie pone en duda esto, pero lo que no se dan cuenta es que con ese cuarto voto les han anulado su libertad de conciencia, y al anularles la libertad de conciencia, anulan su espíritu crítico.
Maciel decía a los que se iban de la Legión, "vocación abandonada, condenación asegurada". Esto es un chantaje emocional, un juicio temerario y una amenaza espiritual; nadie puede asegurar que alguien se ha condenado, ni siquiera de Judas que traicionó al Señor nadie se atreve a asegurar que se ha condenado...
En otra oportunidad comentamos la infortunada frase de un legionario "revisan mi correspondencia, y qué?", y aquí también lo hicimos.
Pues este es el daño colateral que ha dejado Maciel, y eso es lo que nos preocupa. Una Iglesia donde reine el chantaje emocional, la amenaza espiritual, y la falta de libertad de conciencia, no la quiere ni el propio Jesucristo, basta leer el evangelio para darse uno cuenta.
El amor o el respeto que sientes por tu Superior no te puede cegar al punto de no hacerle ver su falta. La corrección fraterna, señores y señoras, es evangélica. No nos apartemos del evangelio. San Pablo reprendió a San Pedro guiado por su conciencia iluminada con la luz de la fe. Ese cuarto voto no es evangélico, si lo fuera, Pablo nunca hubiera reprendido a Pedro.
Un diálogo imaginario entre Pedro y Pablo cuando éste lo reprendió en Antioquia:
- Pedro: "Hombre, Pablo, mira mis buenas obras: prediqué y se convirtieron en un sólo día tres mil almas! (Hechos 2. 41), hice caminar a tullidos (Hechos 3, 7), con sólo tocar mi sombra se curan los enfermos (Hechos 5, 15)..."
- Pablo: "Pedro, tú eres la piedra que eligió el Señor y te ha dado las llaves del reino, pero lo que estás haciendo en Antioquia no es correcto y estás arrastrando a otros a seguir tu mal ejemplo. No puedo callar, tengo que corregirte (Gal, 2, 11)"
Es evangélico reprender a nuestros Superiores cuando cometen una falta. Sacar a relucir las buenas obras no viene al caso. Debemos ser humildes y aceptar la crítica, meditarla, y si está fundada en la verdad, pues hay que reconocerlo y enmendar, como hizo Pedro.
Con quitar el retrato de Maciel de las paredes y renegar de él públicamente (y en privado seguir alabándolo), no basta. Es necesaria una purificación de estas prácticas anti-evangélicas con la ayuda de un experto canonista. De Paolis es canonista.