El agua del océano es el verdadero origen de la vida del pez; cuando éste toma forma, la forma del pez, le permite navegar el océano, todas sus corrientes y profundidades. Muchas posibilidades de peces y de vida se encuentran en el océano, más aún, todas provienen de la misma agua.
El pez, obsesionado con su forma y su aparente separación, nada a través del océano, indagando a los coloridos peces que saben de esta verdad.
¿Quién soy?, ¿Cuál es mi verdadera naturaleza?, ¿De dónde vengo?, ¿Cuál es mi destino y a dónde voy?
¡Oh noble pez! Responde un gran y dorado pez. Tú eres el agua y el agua es tu forma, tu cuerpo y tu verdad. Estás siempre en ella, nunca separado estás, pero tu obsesión con el cuerpo, te causa dolor y separación.
¡Oh gran pez dorado! ¿Qué es el agua? ¿Por qué no vivo, ni veo esta realidad? Y si el agua siempre está presente, ¿Cómo es que no se percibe?
¡Oh noble pez! El océano es el agua, la vida es el agua, el origen es el agua. Busca qué es lo que siempre está ahí y el agua hallarás, esta es tu verdadera naturaleza.
¡Oh gran dorado! En busca del agua nadaré por el océano.
Así el noble pez nadó por los océanos, hablando y aprendiendo de todo pez dorado que se cruzaba su camino…
¿Cuál es mi verdad?, ¿Quién soy Yo?
¡Oh noble pez! ¡Tú eres el agua, de ella vienes, en ella vives, ella eres y en ella te disolverás!
¡Oh gran dorado! He buscado en toda esquina y en todo rincón posible el agua de que tanto me hablas, sin encontrarla; ¿puedes tu ayudarme?
¡Oh noble pez! ¡El realizador es el agua, la vida y el origen! ¡Permanece cerca de mí y algún día, mi gracia te tocará!
¡Oh gran dorado! Así lo haré, me rindo a tus aletas porque sin tu gracia ya sé que, del agua, solo no sabré.
Los años pasan y un día, el noble pez le dice al gran dorado:
¡Oh gran dorado! ¿Cuál es mi realidad? ¿Quién soy yo?
¡Oh noble pez! Tu rendir es único y sin reservación, continúa y la verdad se revelará.
¡Oh gran dorado! Déjame ver esa realidad.
¡Oh noble pez! Aquello que nunca cambia, aquello que siempre está ahí, que corre por tu vientre y que es y forma de todo lo que es, “Es el agua que tanto busca”, en estos años, mucho has cambiado, el cuerpo que habitas es más grande, más fuerte y colorido y tu mente con más ideas y aspiraciones, pero aquello que buscas, nunca ha cambiado, siempre ha estado ahí.
¡Oh gran dorado! ¿Qué es aquello que nunca cambia?
¡Oh noble pez! Aquello que nunca cambia es ¡EL AGUA!
¡Oh gran dorado! ¿Cómo un pez como yo, puede ver el agua de que tú me hablas? Dame de tu gracia gran dorado, mi vida sin verdad, es una vida muerta, muéstrame la verdad o déjame morir.
¡Oh noble pez! Ya estás listo, más aún una cosa te falta por dejar, y ésta no te la puedo dar aquí, vete y que mi gracia te acompañe.
El noble pez, partió en su búsqueda y nadó y nadó en el océano hasta agotarse y cansado de su búsqueda, con su gran dorado en el corazón, grita:
“Me rindo, solo no puedo, esa agua está más allá de todo esfuerzo, que la gracia de mi gran dorado me ilumine”.
Así el noble pez, deja toda búsqueda, sólo el amor a su gran dorado le mantiene en vida.
Seré un pez ordinario, comeré del plancton y viviré en los arrecifes.
De pronto… el noble pez es atrapado en el anzuelo de un pescador y jalado rápidamente fuera del agua.
¡Oh gran dorado! grita el noble pez. En ignorancia me muero, pero sé que tu gracia me llevo.
Pero ¿Qué es todo esto? Grita el noble pez, ya fuera del agua y por la gracia divina, el noble pez se zafa del anzuelo, mientras un pescador grita:
¡Aquel pez se cae al AGUA!
¿AGUA??? Grita el noble pez, mientras su cuerpo da media vuelta. Sin poder respirar, el noble pez realiza lo preciosa que es el agua y en clavado hacia ésta, él grita… ¡Agua, Agua, Agua, siempre he estado en el agua, del agua vengo, el agua soy, y en el agua me disolveré!
Al final todos los peces viven en mi naturaleza y todos los peces ¡Yo Soy!
¡Solo un océano, nunca dos!