El cuento o telenovela, de misterio, intriga y ficción, protagonizada por autoridades mexicanas y una ciudadana francesa; no deja en claro el mágico realismo que encierra la justicia mexicana.Un ciudadano común y corriente, como usted y yo, nunca tendrá en claro sobre la culpabilidad o inocencia de Florance Cassez; bella francesita que bien podría ser protagonista en un cuento de los hermanos Grimm; sin ninguna dificultad podría tener el papel de la princesa buena o modosita o, el de la terrible bruja, mala como la condenación.
Ante el montaje televisivo del que fue objeto, su captura por el delito de secuestro, televisado a nivel nacional, la convirtieron, más pronto, que ahorita, en una víctima del corrupto sistema de justicia mexicano.
Al parecer a la bella francesita, se le comprobaron los delitos de secuestro, de los que era señalado por sus víctimas, siendo condenada a 60 años, de los que cumplió siete, al ser liberada por un amparo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.Esta joyita de nacionalidad francesa, fue acusada de al menos diez secuestros; no sabemos si era una bruja disfrazada de princesa o una princesa, víctima de las circunstancias; su encarcelamiento tensó las relaciones bilaterales con Francia, a tal grado, que Nicolás Sarkozy, presidente Francia pidió a Felipe Calderón que Florence fuera entregada para que purgara su condena en su país.Ahora esta preciosa víctima o villana y maléfica bruja, ha presentado una demanda contra Felipe Calderón, García Luna y otros involucrados en su captura y encarcelamiento.El ex presidente de México, prácticamente quiso decir que estaba loca y que a pesar de que la corte haya decidido sobre su liberación, la señora Florence Cassez, no era tan inocente como ahora la quieren pintar.Imagínense lo que le hubiera pasado a cualquier hijo de policía, si lo agarra la judicial por mucho menos, seguramente se pudre en la cárcel, ya sea inocente o culpable.Esperemos el desenlace de este cuento mexicano, de ganar la demanda, se le abrirían las puertas de la cueva de Ali Babá y los cuarenta ladrones, y podría la francesita bañarse en oro mexicano.