Revista Diario

El cuerpo...

Por Desdece
La relación con nuestro cuerpo tiene mucho de carga social.
Hoy mi amiga J subió unas fotos de hace seis años atrás, me veía flaquísima. Recordé qué cosas vivía en esa época, todo el camino que recorrí hasta llegar a donde estoy hoy. Mi cuerpo habla de lo vivido, y esa experiencia ganada es lo que la sociedad actual rechaza. Lo bueno es ser joven, nos dicen, nos venden, nos machan. La juventud es la onda. Los preadolescentes se visten como adolescentes. Los jóvenes se visten como adolescentes. Los no tan jóvenes también quieren ser adolescentes. Una arruga, una cana que se nota es lo menos. Todos las escondemos. Igual que los kilos de más (y no hablo de exceso de sobrepeso).
Reivindicar cada uno de estos aspectos como ganancias es algo difícil y no muy bien visto socialmente. Sin embargo, cada uno de estos detalles nos habla de la vida vivida, de la sabiduría que fuimos ganando. Estas cosas son las que pienso ahora cuando me miro al espejo. Si, me da un poco de tristeza no ver al que fue mi cuerpo joven. Pero valoro el camino recorrido, lo aprendido. No puedo luchar contra algo que es natural, el tiempo pasa. Ahora tengo a mi propio reloj visual que me habla del paso del tiempo. Lo veo al cachorro y no lo puedo creer. El año pasado yo tenía una panza. Brillaba por la vida que albergaba. Eramos dos, pero uno en uno. Hoy somos dos, el cachorro brilla por sí mismo, me da luz, yo tengo mi propio y nuevo brillo. Y mi cuerpo marca ese cambio.
Pensando en estas cosas, recordé uno de los cuentos de "mujeres que danzan con los lobos" de Clarissa Pinkola Estés. Les dejo algunos pasajes...
El cuerpo es como la tierra. (...)
El pecho desarrolla la función de sentir y alimentar (...)
Las caderas son anchas y con razón, pues llevan dentro una pátina de marfil para la nueva vida. Las caderas de una mujer son pórticos (...). Las piernas están destinadas a llevarnos y a veces a propulsarnos, son las poleas que nos ayudan a levantarnos y son el anillo que rodea al amante.
En los cuerpos no hay ningún "tiene que ser". Lo importante no es el tamaño, la forma o los años. Lo importante desde el punto de vista salvaje es si el cuerpo siente, si tiene una buena conexión con el placer, con el corazón, con el alma ,con lo salvaje (...).
(...) Vi lo que me habían enseñado a ignorar, el poder del cuerpo de una mujer cuando está animado por dentro.

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