Revista Sexo

El cuerpo como templo sagrado

Por Laracroft
¿Qué significa?
Concebir al cuerpo como templo sagrado significa darnos cuenta de que éste es el regalo que la Creación nos otorgó para experimentar la vida y por lo tanto debemos cuidarlo, respetarlo y amarlo. Con su forma y sus cualidades particulares esconde en si mismo los secretos para alcanzar lo elevado, es decir, el contacto con lo divino. Quizás te estés preguntando a qué me refiero con lo "divino", pues bien, lo divino es aquello que se acerca a Dios, a la Creación, y dado que no hay una sola cosa que no está conformado por Dios o la Energía Universal nosotros también lo estamos. Cada partícula alrededor nuestro, cada célula de nuestro cuerpo posee una chispa divina y si queremos llegar más allá en la autoexploración o si queremos experimentar la paz interior de un modo expansivo y lleno de plenitud tendremos que utilizar la herramienta del cuerpo para poder alcanzarla. Algunos deciden meditar enfocándose en su mente, otros llevan su atención a sus emociones y sentimientos. Cualquiera sea el camino que elijas, ambos llegan al mismo lugar: esa sensación de libertad donde no existe la lucha entre pensamientos y sentimientos, entre el deber y querer. 
Mi recomendación es que empieces explorando tu cuerpo:
Párate frente al espejo desnud@ y obsérvate sin juzgamientos. Deja que los pensamientos sigan su curso. Observa tus sentimientos. Si te enganchas con alguno de ellos procura recordar volver al ejercicio. Respira. No hay nadie más que vos mism@. Disfruta de     esta vista y aprende a amarte tal como eres!
       Acaricia suavemente tu piel recorriéndola toda. Puedes empezar con las manos y seguir por los brazos. Observa mientras te acaricias cada partecita del cuerpo: el color de tu piel, la temperatura, la rugosidad, los huesos, el bello... Acaricia tu rostro, tu cuello, tu cuero cabelludo, tu pecho, tu panza, tu espalda, tus hombros, tus nalgas, tus genitales, tus piernas, tus rodillas hasta terminar en los pies. Acaricia suavemente tus pies. Conéctate con toda tu piel, percibe las chispas divinas en cada célula de tu cuerpo. Deja salir un sonido de placer a la vez que respiras.

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