Revista Cultura y Ocio
Últimamente, hemos estado hablando de una actividad extendida para grupos de adolescentes o adultos, pensada para practicar el desarrollo de personajes y la improvisación. El siguiente fase de la actividad se llama "¡A cotillar!", pasatiempo favorito en cualquier vecindario - y nuestra calle no es ninguna excepción.
Como siempre, cada alumno tiene asignado el papel de uno de los personajes - o bien, uno nuevo, o bien el mismo que lleva tiempo desarrollando, según la énfasis que el profesor se lo quiere dar a la clase. Para empezar la actividad, cada alumno saca de un sombrero en secreto el nombre de dos personajes. Luego, y sin consultar a nadie más, tiene que imaginar una posible enlace oculto entre ellos. Que están liados, o involucrados en algún chanchullo ilegal o que son gemelos, separados al nacer por un error en el hospital... lo que sea (y cuanto más imaginativo, mejor).Los alumnos se ponen en parejas e improvisan una charla de vecinos. Tienen que encontrar un contexto realista para su encuentro y no 'salir' en ningún momento de sus papeles. Se van cambiando de pareja y intercambiando los cotilleos que van oyendo, que por supuesto van a ser cada vez más exagerados y 'golosos' a la medida que se va pasando el tiempo. ¡Lo único es evitar que se enteren los protagonistas de cada rumor! Nadie del grupo (ningún personaje) tiene que descubrir en qué escándalos se está metido.El grupo se reúne, ya fuera de sus papeles, para compartir la información aprendida - y enterarse cada uno de su vida secreta. Se comparte sensaciones y reacciones y se aclara (y fija) los detalles para crear un especie de 'conocimiento global' de los sucesos hasta ahora. Futuras actividades tendrán que tomarse en cuenta la nueva información - y los nuevos 'enredos' entre los personajes.