Hace unos días cumplió años mi querido Chopin, (ni más ni menos que 200), del cual les confieso, sin ningúna clase de rubor, que estoy profundamente enamorada.
Después de tanto tiempo llevándolo en silencio, he decidido hacerlo público, aunque supongo que ello me traerá algún problema con la baronesa Dudevant. Que vamos a hacerle, el amor es libre y Chopin me pertenece.
¿Saben ustedes lo que es el enamoramiento? Claro que sí, aunque muchos darían a esta palabra muy diferentes significados, dependiendo también del momento vital. Ahora para mí significa dulzura, sonrisas, sintonía, imaginación, luces y soles y lunas... Y todo esto y mucho más me lo proporciona mi amado Chopin.
Cuando regreso a casa, una polonesa suya me tranquiliza, me relaja, me trasporta. Las mazurkas me ponen en movimiento por las mañanas. Y que decirles de los nocturnos que invaden mis noches de luna.
Ah! mi amado...
Cómo no voy a celebrar por todo lo alto su cumpleaños!
Aunque es mío, mío y mío, hoy lo comparto con ustedes. Tan solo con algunas de sus exquisitísimas piezas.
Que ustedes lo gocen!