Imagínese que se encuentra navegando con su yate tranquilamente tomándose una guarapita fresca en el puente cuando, de repente, el barco se frena de golpe. No ha chocado con nada, el tiempo es perfecto, el mar está tranquilo, la gasolina está correcta, el motor funciona bien, las hélices giran perfectamente, pero por más que apriete el acelerador, el barco no se mueve más que al paso de un hombre. ¿Qué está pasando? ¿He topado con el Triángulo de las Bermudas? ¿Los extraterrestres me están abduciendo? Esto que pudiera parecer una escena de Lost (Perdidos), no lo es en absoluto, y simplemente significa que ha sido atrapado por el fenómeno marino del agua muerta.
Fridtjof Nansen
El agua muerta o aguas muertas, es un fenómeno que se describió por primera vez en 1893 por el marino e investigador noruego Fridtjof Nansen cuando, en una expedición por el Ártico, cerca de la isla de Taimyr (Archipiélago de Nordenskiöld, Siberia), su barco se paró prácticamente de golpe. El "Fram" pasó de navegar a una velocidad de unos 7 nudos (unos 19 km/h) a escasamente 1.5 nudos (3 km/h) sin ningún motivo aparente a pesar de tener los motores a toda potencia, lo cual no llenó de orgullo y satisfacción a la tripulación exactamente. El fenómeno como tal quedó apuntado en el cuaderno de bitácora de Nansen y los científicos, posteriormente, se interesaron en el tema.
El "Fram"
El fenómeno del "agua muerta" se produce cuando se navega en un mar en el cual se encuentran dos capas de agua de diferente densidad: una superficial con un contenido muy bajo en sal o prácticamente inexistente y otra más profunda más densa y salada. Esta situación se produce, por ejemplo, en zonas donde el agua dulce fluye hacia el mar, se lamina y se sitúa encima -sin mezclarse- directamente del agua marina, normalmente más densa. Un ejemplo sería el agua de deshielo de los glaciares, y que correspondería con la situación que se encontró Nansen.
Estela de un barco
Pues bien, cuando un barco avanza a una velocidad constante, genera en su desplazamiento toda una serie de olas en todo su perímetro. Las más evidentes son las de la superficie al interactuar la capa de agua con el aire, pero también se generan por debajo y por detrás, provocando turbulencias que se transmiten al agua.
Turbulencia entre capas diferentes
El problema que se genera en ese momento es que, al estar dividida en dos capas diferenciadas, las turbulencias afectan solamente a la capa superficial creando en la parte de atrás de la embarcación un vacío que comba la superficie de contacto entre la capa dulce y la salada absorbiendo literalmente el avance del barco.
El avance genera la turbulencia
O dicho de una forma más gráfica, igual que se generan olas por detrás que son más altas cuanto más rápido vaya el barco, éstas también se generan a cierta profundidad en la linea entre dos capas de agua de diferente densidad. Ola que lo que hace es absorber lo que hay delante suyo (en este caso, adelante y arriba) frenando a la embarcación que justamente está generando la ola. Este fenómeno de succión es lo que hace divertidas las olas de la playa y de las piscinas (de olas, claro), y tan peligrosas las olas de un mar embravecido por una tempestad.
La solución en este caso es sencilla. Se trata simplemente de parar la nave, esperar que pasen las olas que llevamos por detrás que son las que nos frenan y volver a avanzar a una velocidad moderada para no generar más olas de succión, ya que, en realidad, lo que nos frena en el efecto de las "aguas muertas" es nuestra misma velocidad.
En definitiva, que vaya con cuidado cuando vaya comandando su propio yate, ya que el agua tiene algunos golpes escondidos. Aunque, también tengo que decirle, que si se encuentra con las "aguas muertas" tiene más a celebrar que a padecer, ya que significará que o tiene trabajo como marino o tiene dinero suficiente para poder mantener un barco.
Sea lo que sea...¡Que lo disfrute!
El mar siempre será sorprendente