Tras la visita al corruptódromo, un ciudadano decente experimenta asco, indignación y el firme propósito de novotar a ninguno de los partidos que están manchados con esa horrenda lacra. visitar el "corruptódromo" es la mejor promoción imaginable del voto en blanco, del voto nulo con reporoche en la papeleta y de la abstención activa y responsable, como también es un estímulo para seguir luchando contra la plaga de los políticos, el peor mal que puede padecer una sociedad.
La visión del Corruptódromo demuestra que España está infectada por el peor de los cánceres políticos, sociales, culturales y humanos, una corrupción tan galopante y profunda que cierra al país entero el camino del futuro y le arrebata la dignidad. Pero el caso español es todavía más grave si se analiza con detalle y se descubre que la corrupción española no es un fenómeno compartido entre la sociedad y la cúpula política, sino un mal contraido por las castas polítcas, que, posteriormente, está infectando a la sociedad. La sociedad española nunca ha alcanzado los niveles de podredumbre que han invadido las entrañas del Estado y a la casta gobernante, cuyos desmanes y abusos claman al cielo y exigen una rotunda reacción, indignada y purificadora, del pueblo, cuyo ciudadanos, si comprueban que la justicia institucional no actúa, quizás porque también la corrupción ha infectado su alma, deberá llenar ese vacío antidemocrático con justicia popular.
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