El Tribual Constitucional español acaba de clavar otra banderilla de fuego al gobierno de Pedro Sánchez al declarar inconstitucional también su segundo "Estado de Alarma", por eliminar el control parlamentario innecesariamente y por otras razones. Antes ya había declarado ilegal el primer Estado de Alarma y recientemente tumbó el impuesto de Plusvalías, otro varapalo imponente al sanchismo, que, inconcebiblemente, no dimite y se mantiene enrocado en el poder. ---
Tras las decisiones del Constitucional, el gobierno de Pedro Sánchez y su troupe comunista están judicialmente derrotados y democráticamente desacreditados. Pero, de manera increíble, resiste y se mantiene en el poder, insensible a condenas, derrotas, fracasos, descréditos y humillaciones.
Gracias a los jueces, que acaban de tumbar el Impuesto de Plusvalías por ser un robo contrario a la Constitución, y que han declarado inconstitucionales los dos estados de alarma decretados por el gobierno de Pedro Sánchez durante la pandemia, España sigue siendo un país habitable, aunque tiranizado por un gobierno ajeno a la Constitución y sin las necesarias garantías democráticas.
En cualquier país decente del mundo, incluyendo a los de nuestro entorno europeo, los tres rejonazos del Tribunal Constitucional habrían provocado la dimisión inmediata de Sánchez y la convocatoria de nuevas elecciones.
Pero nuestro vaticinio es que el rosario de condenas al sanchismo en los tribunales españoles no ha hecho más que comenzar. Su chulesca forma de gobernar va a ser descuartizada en los tribunales de Justicia, aunque probablemente sin consecuencias porque el comunismo no soporta que los jueces le paren los pies a los que han sido "elegidos" por la Historia para cambiar el mundo.
Sin los jueces y en manos de los políticos, España seria una cárcel de esclavos sin defensa alguna frente a las fieras.
Hay en España otros impuestos vigentes que son tan injustos y anticonstitucionales como el de Plusvalías, recientemente tumbado por el Constitucional. Uno de ellos es el de Sucesiones, que cobra por las herencias y aplica baremos y tasas que en cualquier país decente serían delictivas.
Uno de los rasgos que mejor reflejan el abuso de poder y la arbitrariedad malévola del sanchismo es la obsesión enfermiza por subir los impuestos y recaudar dinero como sea, mientras en el resto del mundo se bajan los impuestos para reactivar la economía. El gobierno de Sánchez ni siquiera menciona la opción de reducir gastos y recurrir a la austeridad para equilibrar su alocado e insoportable déficit.
¿Alguien conoce a algún alcalde de España o pelítico del gobierno que haya pedido perdón por haber estado robando a los ciudadanos, durante años, con un impuesto de Plusvalías que el tribunal Constitucional acaba de tumbar por ser injusto, depredador y contrario a la Constitución?
En lugar de pedir perdón, los alcaldes exigen que el gobierno les compense por la pérdida de ingresos que representa la ilegalización del injusto y brutal impuesto de Plusvalías, mientras el gobierno declara que sus expertos buscan la formula para seguir cobrando ese impuesto a los desgraciados ciudadanos sin que la Justicia interfiera.
Pura desvergüenza en un país que está en manos de depredadores sin escrúpulos, sin controles democráticos suficientes y sin frenos morales.
Da asco y vergüenza contemplar en España cómo los alcaldes y concejales, después de que los jueces suprimieran el Impuesto de Plusvalías por ser depredador y anticonstitucional, clamen al cielo en busca de dinero, en lugar de pedir perdón por haber estado robando al ciudadano durante años. Más asco da todavía que el gobierno, tras haber declarado el Tribunal Constitucional que sus seis meses de Estado de Alarma fueron ilegales y contrarios a la Constitución, ni siquiera haya pedido perdón a la población vejada y maltratada.
Los últimos acontecimientos demuestran que España necesita más un rescate ético y democrático que el urgente rescate de su economía arruinada, también por culpa del mal gobierno socialista-comunista.
Con su economía en ruina, la población dividida, envuelto en odio y censura camuflada, utilizando la mentira como política de Estado, protegido por medios de comunicación comprados, su prestigio por los suelos e internacionalmente desprestigiado y aislado por sus mismos socios y aliados, el gobierno de Sánchez es una ruina política y moral que se arrastra por el mundo auto blindado, apoyado por partidos totalitarios y llenos de odio a España, insensible, obcecado por mantenerse en el poder y ofreciendo al mundo un espectáculo lleno de indignidad, desvergüenza y bochorno.
Francisco Rubiales