Revista Opinión

El debate de investidura, con Gabi, Fofó, Miliki y Fofito…

Publicado el 23 julio 2019 por Carlosgu82

Ante unas conversaciones tan tensas y alejadas, Sánchez ha abierto la posibilidad de que no haya gobierno de coalición, sino acuerdo de investidura o de legislatura.

Seamos todos un poco moderados y razonables. Creo que hoy era un buen día para que cada grupo justificase su postura de una manera sensata y coherente. Porque toda propuesta vacía y todo ataque desmedido es sólo postureo y toda mentira intencionada ilegítima. A veces, puede justificarse una acción faltona y fuera de contexto, pero en una sesión de investidura no. Nunca. Esto es reírse de la ciudadanía.

Está claro que en España el neoliberalismo ha llegado para quedarse y hasta el propio PSOE le ha abierto las puertas, su efecto lo estamos sufriendo ya en nuestro país. La concentración de riqueza en manos privadas acompañada de una pérdida del poder de la población general lo certifica. Hoy, en esta farsa de debate de investidura la sociedad ha quedado poco menos que olvidada. Y la única opción válida, eficiente y necesaria ha sido rechazada. Sí, me refiero a la mezquina postura de Sánchez y del PSOE para con la única fuerza capaz de afrontar la problemática y erradicar esa vida precaria con trabajos cada vez peores, el medio ambiente, la educación, la sanidad, la dignidad en definitiva. Hoy he sentido una mezcla de enfado, miedo y asco. Ya no se respeta a los votantes. Hay quien pueda llamar a esto debate político, democracia o libertad, pero yo lo llamo en realidad disparates bajo la carpa. Y el hemiciclo no es un circo aunque esté lleno de bufones y saltimbanquis.

La desilusión me ha conducido a un punto donde ya no creo en las palabras, quiero hechos. Porque si ellos, que están ahí puestos por nosotros no hacen nada por mejorar nuestras vidas, ¿por qué hemos de creerles entonces? La mayoría están al servicio de los intereses del capital.

Sánchez representa un peligro grave. No ha dejado de arrojar deliberadamente olas de fobia e inquina sobre Unidas Podemos desde el día siguiente de las elecciones, pero hoy ha sido ya insultante, la mofa, la afrenta y el agravio no han podido ser más claros. Más allá del veto personal a iglesias, que parecía ya algo surrealista, hoy se han permitido la insolencia de pedir el apoyo incondicional o de lo contrario posicionarlos en el arco de Vox. ¿Qué ha trasmitido con esto, este vulgar conato de candidato a presidente? Retratar el efecto letal que tendrían sus políticas sin la mediación de Podemos en un Gobierno de coalición. A su favor juega que las encuestas le dan un aumento del voto, pero quizás, a partir de hoy, puede que no tenga, como ha sentenciado iglesias, la posibilidad de ser presidente nuca más.

Sucede que política y responsabilidad a veces colisionan. Cuando la gestión de ansias de la política se encuentra con hechos que le resultan inconvenientes carga contra ellos. De ahí lo que hoy hemos visto en el Congreso. Un enfrentamiento entre lo que la política del PSOE quiere y lo que la responsabilidad de Unidas Podemos sabe. Y las consecuencias pueden ser devastadoras para los que constituimos el grueso del pueblo.

En su discurso, el candidato Pedro Sánchez, a obviado a Unidas Podemos y ha dejado claro que el hipotético Gobierno de coalición es prácticamente una entelequia. El respeto a Unidas Podemos en su discurso ha resultado tan inexistente como real la petición a la bancada de la derecha para pedirles que retiren los cordones sanitarios y permitan que España tenga un gobierno.

Asegura Sánchez que trata de llegar a un acuerdo con Unidas Podemos pero pide a las derechas que faciliten su investidura. Esto es humillar a la formación morada y a sus casi cuatro millones de votantes.

Sánchez no ha salido muy bien parado, ha dejado claro que las élites no le dejan pactar una coalición con Podemos, lo que supone que en la izquierda ya sólo quedan los morados. A pesar de este intento de humillación, el triunfo es de la única izquierda real española, la que lucha contra las élites y sigue adelante con decisión.

Iglesias, aunque empezó en tono tranquilo y desgranando sus peticiones para el acuerdo, se revolvió bien contra la amenaza continua del candidato. Y acabó rompiendo en directo con Pedro Sánchez. Y harto de soportar tanta ofensa y desprecio, esta vez fue él quien dio por rotas las negociaciones, en un tono crispado y cargado de razones en sus tres intervenciones en el debate de investidura.

Iglesias terminó con un tono tenso, de pacto imposible: «Nos dicen no a todo lo que les pedimos, ni de Hacienda, ni de Trabajo, ni de Economía, ni de Ciencia. ¿Y qué nos ofrecen?» Iglesias, de hecho, reveló una conversación en Monlcoa: «Yo le propuse un modelo como el valenciano y usted se negó: me dijo que en los ministerios del PSOE no habría nadie de Unidas Podemos».

El líder de Podemos, quien ha demostrado ser junto a Alberto Garzón y algún otro de lo mejor del hemiciclo, cansado y cabreado le ha llamado la atención a su presunto socio: «Hombre, ustedes se quedaron sin excusas el viernes pasado», en referencia a su propia renuncia, «y ahora buscan una nueva excusa: o les votamos gratis o nos dice que somos como la ultraderecha». Inteligentemente Iglesias ha resaltado la incapacidad de Sánchez para conseguir apoyos, acusándole de querer cambiar la Constitución y cambiar el sistema parlamentario por otro presidencialista y más favorable a sus intereses.

Sólo la formación morada ha parecido realmente preocupada por la realidad social de España, ha dado claves de lo que quieren en ese Gobierno, que haya escuelas infantiles de 0 a 3 años gratuitas, una ley de eutanasia, y una ley de igualdad LGTBI, entre otras muchas. En definitiva, aquellos que eran acusados de querer sólo sillones ha resultado ser que son los únicos interesados en velar por las necesidades del país. El resto, más de lo mismo, las tonterías de Casado, con el ustedes no son de fiar, las colgaduras de Rivera, con aquello de que somos los más buenos pero todos los demás son muy malos, y las payasadas de la ultraderecha que se caen solas por su propio peso con el “arriba España”. Un circo, donde había muchos payasos y pocos directores de pista.


Volver a la Portada de Logo Paperblog