
Hace un año mantuve un debate (si es que se puede llamar así) entre algunos compañeros de Politikon alrededor del contrato único. Mi tesis es que es bueno reducir las tipologías contractuales y en especial eliminar el contrato por obra y servicio sin tiempo claro de finalización que es un coladero de contrataciones irregulares y una fuente clara de dualidad del mercado laboral.
El debate de los defensores del contrato único está alrededor de las cuantías de la indemnización, cuando tal vez la cuestión clave estaría más en las causalidades de despido, que en establecer una cuantía u otra. Hay sistemas sin apenas indemnización pero donde el empleo tiene unos altísimos niveles de protección (por ejemplo, en Alemania para despedir a un trabajador hay que avisarle entre 6 y 9 meses de antelación según la categoría profesional, algo que compensa con creces a muchas de las indemnizaciones que se reciben en España), o en Italia los tribunales exigen mucha mayor justificación causal de los despidos de los contratos indefinidos.
Sobre mi postura alrededor del contrato único ya la comenté en un post y se puede resumir: como idea de partida es buena, pero no a la práctica ya que deja de lado algunos problemas claves como la necesidad de diferenciar actividades temporales de otras que no lo son. Si queremos evitar los abusos que se producen en obras y servicios sin tiempo de finanlización que es en el fondo el gran coladero de dualidad del mercado laboral español, lo que necesitamos es aclarar el contrato temporal y dejarlo evidenciado, sin por ello exigir unas causalidades de despido en los trabajos con tiempo de finalización, una vez este termina, que es exigible a los contratos sin tiempo de finalización.
Otro debate es como canalizar las indemnizaciones, o como sustituir parte de ellas por una mayor exigencia de causalidad en los despidos de trabajadores, o como introducir mecanismos de flexiseguridad, que en los países que lo están aplicando no ha pasado en ningún momento por un contrato único.
El contrato único en los paneles para policy-makers en el mundo
Si uno busca material de investigación sobre el contrato único descubrirá que el núcleo que lo impulsa es un grupo pequeño de economistas, la mayoría españoles, alrededor sobretodo de papers de Bentolila y prácticamente ningún análisis crítico con la propuesta, a parte que el debate desaparece de prácticamente toda la literatura sociológica y de decho laboralista de relevancia. Esto no quiere decir que no haya argumentos económicos, jurídicos y sociológicos para contraponer, o que la propuesta tenga menos razones de ser por no ser “mainstream” de la investigación laboral internacional. Simplemente que es una rama poco explorada o bien una idea que atrae a pocos investigadores y hace que el análisis para los policy-makers quede algo cojo, ya que tenemos una idea que se supone magnífica y maravillosa en la que solo han parado a pensar y analizar un puñado de investigadores y no el núcleo duro y no tengo tampoco análisis que contraponer.
A pesar de ello, la propuesta sí ha tenido más reflejo (aunque menor) en el ámbito de los paneles para policy-makers.
En los papeles técnicos que analizaban el programa de ajuste económico en Portugal para el 2012 desde la Comisión Europea, se planteó en un pequeño apartado la propuesta de avanzar hacia un contrato único. En el box 6 del documento indica claramente que se ha de avanzar hacia el contrato único. Aboga por una igualación de los contratos indefinidos y los temporales en cuanto a protección. No dice que se tenga que destruir las diversas figuras contractuales distintas pero sí que tengan una protección más parecida y reducir las tipologías contractuales. Con lo que podríamos considerar que es un paper para policy-makers donde se hace una apuesta a favor del contrato único.
Por otro lado el Banco Central de Francia realizaron en noviembre del 2012 un panel en el que confrontaban la propuesta de Bentolila de contrato único, con un análisis un poco más pragmático y a mi parecer realista y ecuánime de Etienne Wasmer. En el panel se plantea el debate sobre el contrato único con bastantes peros a la propuesta: fue rechazado por el tribunal constitucional francés por violar los criterios de la OIT por un lado, y por el otro analiza el único país donde hay contrato único (USA) y descubre que existe tanta dualidad como en España. Al parecer las recomendaciones del Banco Central de Francia van más hacia una simplificación contractual y flexiseguridad. Plantean problemas prácticos pero también teóricos del contrato único. No quiero dejar de lado este artículo de Gilles St. Paul que dirigió hasta el 2001 el Labour Economics Programme del Centre for Economic Policy Research (CEPR), uno de los principales think tank de análisis económico que deja en mantillas todo lo que tenemos en España, incluso el mejor de los think tanks económicos españoles que es FEDEA. Aunque en un tono más periodístico que lo que se acostumbra a encontrar en los papers para policy-makers que es lo que intento analizar, podemos ver el posicionamiento contrario al contrato único “there is no magic wand”… que podría sumarse al aforismo “there’s no free lunch” que tanto gusta de decir a muchos economistas. En mi opinión un poco enrevesado y sociologístico (que lo haga yo, vale, pero de un economista esperaba otro enfoque).Por último informe de la OIT para empleo juvenil del 2012 donde claramente trata aunque de forma muy limitada la propuesta del contrato único.
Más claro agua, el contrato único podría obstaculizar la incorporación al mercado laboral a los jóvenes.. aunque las alternativas que ofrece la OIT para combatir el paro juvenil son mucho menos espectaculares y ofrece resultados más ambiguos que las promesas que realizan los defensores del contrato único.In europe, the introduction of a single contract has been debated in both academic and political circles as a response to labour market duality. The idea would be to narrow the differential between temporary and permanent workers through a more gradual and continuous increase of rights with tenure (bentolila et al., 2010). While it is clear that an exit strategy from duality is needed, it is not obvious that the best approach would be through the introduction of a single contract. Many southern european countries where such a policy option is being considered have additional problems that hamper labour markets from functioning effectively, such as high school drop-out rates or inadequate active labour market policies. Also, implications of an easing on wage developments need to be considered: existing empirical studies suggest that lowering EPL would increase entry-level wages, making it more difficult for young people to access employment (leonardi and Pica, 2007, 2010). Therefore, a well-balanced approach towards EPL, which is coherent with other labour market policies and institutions, and which is based on social dialogue should be a key ingredient for youth employment policies (Ilo and oecD, 2011).
Conclusiones, el contrato único no parece ser aceptado en los paneles internacionales pero sí ofrece un punto desde donde buscar soluciones más realistas.
Seguramente el debate vuelva a aparecer en España, la incapacidad de crecer económicamente, la contínua destrucción de empleo y la gran dualidad de nuestro mercado laboral hará que necesitemos hacer propuestas para confrontarlo. Aunque sigo pensando que el contrato único no es la solución, y en esto parece que coinciden con los paneles para policy-makers internacionales que se han realizado (o sea, a pesar de lo que nos hacen creer los de Politikon, yo estoy con el main-stream de pensamiento socioeconómico en este tema, no ellos), al parecer foros tan dispares como el Banco Central de Francia o la OIT, a parte de economistas significados sostienen argumentos muy parecidos a los que expongo en contra de la propuesta del contrato único. En cambio hay que decir una cosa en su favor. Es la única propuesta con caras y ojos y claramente profunda que hay planteada para reformar el mercado laboral. Por mucho que sea objetable a nivel técnico y práctico, desde ámbitos sindicales, políticos y sociales deberíamos ser capaces de coger el guante que nos lanza el pequeño grupo de economistas españoles y los lobbyes que lo impulsan y saber responder con una propuesta de reforma del mercado laboral práctica, seria y profunda que busque el objetivo de combatir la dualidad. Posiblemente en la búsqueda de un “second-best” encontremos algo que sí podamos aplicar y en esto la propuesta de contrato único nos ha de ayudar a repensar el mercado laboral español.Comparteix/Comparte
