Los partidos del siglo son los
últimos timos del mundo del espectáculo. Hasta que ha llegado el debate del
siglo. Que pesadez de días previos, que pesadez el mismo día, que pesadez lo
que queda hasta que lleguen las elecciones. No me atrevo a decir que pesadez el debate en sí, pero sí que
me pareció muy normalito, como espectáculo hasta un poquito pesado, como
debate, bastante flojo.
En la campaña electoral más
televisiva de todas cuantas he vivido, se me hace pesada la reiteración
presencial de las estrellas políticas a los programas de entretenimiento,
incluidos los que llaman de debate. Se me hace pesado el manoseo reiterativo de
sus cliches que llaman discursos políticos, tanto como el interés mediático en
fomentar el individualismo, o el estrellato que parecen potenciar los medios
para potenciar sus negocios.
Soy amante de la política, me
encanta debatir y presenciar debates, disfruto escuchando la presentación de una
tesis basada en una buena argumentación y de una contra-argumentación, concedo
gran valor a un discurso coherente que pretendiera elaborar un diagnóstico de la
situación crítica que vivimos, y
aplaudiría las propuestas que intentaran solucionar, o minorar los estragos. Me
faltó mucho para disfrutar con este ‘debate
del siglo’. Otra cosa es el espectáculo electoral-televisivo-concursal de
los líderes.
Ha ganado fulano, dicen los fulanistas. Ha ganado mengano, dicen los
menganistas… ¿Ganado, perdido? La cadena
de televisión. Los concursantes estuvieron a la altura del espectáculo,
pudieron ser un poquito más incisivos, pudieron estar un poco menos acartonados,
pero en general el espectáculo del siglo no daba para mucho más a pesar de
todas las loas que desde las dos cadenas de televisión realizaban sus periodistas,
sus empleados.
Perdonen ustedes pero no puedo valorar
lo que ví y escuché como gran aportación al debate político, por ejemplo las opiniones de Estefanía o del
representante de Politikón me
parecieron de un valor muy superior a las desarrolladas por los líderes que se enfrentaron
en esa incómoda postura para que mostraran supuestas habilidades comunicativas.
No digo que no valieran para nada los comentarios de los líderes/artistas
invitados, solo que fueron muy flojitos, que el formato de espectáculo
televisivo penaliza bastante la argumentación que detrás del enfrentamiento
entre esas cuatro personas no es posible apreciar el discurso de acción
política de futuro de esos partidos.
Por supuesto que a muchas personas
les vale, para empezar a los fieles de cada cual les sirve para sentirse identificados
y arropados por su estrella, como al aficionado al futbol cuando ve un partido
de su equipo, de hecho la mayoría de televidentes solo oirán las palabras de su
líder, el más guapo y suelto, o las meteduras de pata del contrincante, que
estaba mal arreglado/da o con mala postura. Si ustedes vieron el debate
acompañados de personas de variadas tendencias pudieron apreciar lo anterior.
Naturalmente el formato de
espectáculo televisivo no pretendía aportar profundidad para resolver sus dudas,
aunque lo dijeran, tampoco pretendía aclarar los proyectos de cada partido, aunque
lo dijeran, eso lo ha podido encontrar la gente interesada en la suma de otras
muchas intervenciones de prensa, radio, televisión, en las propuestas escritas
de cada partido, en las conversaciones que tengan ustedes con los militantes que
conozcan, etc. En todo caso, los debates/espectáculo mejor que nada, pero por
favor no sean estomagantes, no se pasen en dorar tantísimo la píldora
televisiva.