Revista Opinión

El Degollado

Publicado el 19 octubre 2018 por Carlosgu82

  Mayab, nombre original de Yucatán en idioma maya. Ma’ya’ab, en lengua maya significa: pocos, no muchos. Precisamente porque está cultura se consideraba divina, única así misma, cuánta razón tenían; Hoy día sabemos que fue única.

El legendario Mayab no está solo en sus ruinas, en los vestigios que dejaron atrás los mayas… NO, está también, en la actualidad muy latente en las personas que hoy en día habitan en esta zona, que abarca desde la península de Yucatán hasta el sur de Guatemala y Belice. No conozco a persona alguna de ya cierta edad que no haya escuchado mínimo una de tantas leyendas que esta cultura y su basta imaginación dio a la luz del hombre motivos de desvelo y también de unidad entre sí.

A lo largo de estos Post conoceremos más acerca de estas leyendas que como bien la definición de leyenda dice: es una historia no comprobada la cual es posiblemente mitad historia mitad fantasía.

Sin más preámbulos empezamos.

La Esquina Del Degollado.

Ubicada en los cruces de las calles 60 por 67 de la bella Ciudad de Mérida Capital del estado de Yucatán en México, si bien el edificio todavía algunos de sus rasgos originales que datan de la época de la Independencia de México de la colonización Española. 1810-1821. Si bien la historia está basada en tiempos del Presidente Porfirio Díaz, (1876-1911). A este edificio y su ubicacion se les conoce como La Esquina del Decapitado.

Este era un hombre el cual tenía una tienda de raya como en aquel entonces se le conocía, ubicada en el centro de la ciudad de Mérida. Este sujeto todos los días acostumbraba levantarse muy temprano al amanecer, mucho antes de que el Sol aclarara el día y cerrar hasta ya entrada la noche; ya al final del día era costumbre muy sana por cierto, limpiar y arreglar su comercio, ya que este mismo era muy famoso por tener siempre productos frescos y de muy buena calidad; en una ocasión acomodando el depósito de fiambres y carnes se percató que, de estas faltaban algunas piezas, entonces el hombre llamo a su empleado y lo confronto al respecto y le pregunto:

-¿Has tomado algunos de los fiambres que aquí tenía?-

A lo que el hombrecillo de baja estatura y condición humilde respondió:

-No señor no he sido yo quien tomo los fiambres-

El hombre no podía dudar de aquel empleado ya que había estado trabajando para el a lo largo de más de diez años impecablemente y por lo cual le tenía mucho aprecio y confianza, por ello se le hizo extraño que desaparecieran algunas piezas, entonces el sujeto pensó:

-¿Habrá tomado las cosas mi esposa?-

Y le pregunto a su mujer:

-¿Has tomado tú los fiambres para la comida de hoy?-

A lo que esta le contesto:

-No, recuerda que hoy no comeremos en casa ya que tenemos una comida en casa de mis padres-

El sujeto con cierto desconcierto siguió con sus labores habituales pero siempre pensando en que habría pasado con estos fiambres.

Al día siguiente en su habitual hora de arreglar la tienda se vuelve a percatar de la misma situación; entonces ya enojado pero pacientemente vuelve a confrontar a su empleado con la misma pregunta:

-¿Has tomado algunos de los fiambres que aquí tenía?-

Y de igual forma el hombrecillo le respondió:

-No señor ya le he dicho ayer que no las he tomado-

A lo que el hombre agregó:

-Mira si los has tomado tú, te es mejor que me lo digas-

-Si necesitas esos fiambres porque están pasando hambres, no hay problema eso lo podemos solucionar y vemos de qué forma ayudarte-

Y nuevamente su empleado le dijo:

-Señor no es necesario tomar los fiambres ya que en diez años de laborar aquí, usted siempre me ha ayudado y me ha apoyado.-

-si bien estamos apretados en casa, esta no es ocasión para molestarle con esas cosas con mi sueldo de la semana la podemos librar-

-así que no tengo necesidad de tomar nada de este lugar sin antes pedírselo-

El hombre con cierto desconcierto y enojado fue con su esposa y la volvió a cuestionar al respecto:

-¿Has tomado tú los fiambres para la comida de hoy?-

A lo que la señora ya incomoda por  escuchar de nuevo el mismo cuestionamiento de forma insistente le contestó:

-Mira te he dicho que no he tomado eso fiambres-

-Tú me das todo lo que se necesita para la semana-

-A lo mejor los has vendido y se te olvido apuntarlos-

-Revisa tu libro de ventas del día seguro que ahí están los fiambres-

El hombre con mucho desconcierto, comenzó a pensar en la forma de descubrir quien tomaba esos fiambres ya que significaba pérdidas para su negocio y eso no es nada bueno, además de que la persona que los esté tomando pues si tendrá que responder ante la ley.

Así siguieron pasando los días y la situación era la misma todos los días al momento de ordenar los fiambres hacía falta una cantidad de estos.

Ya avanzada la semana el hombre ya muy incómodo, frustrado y molesto por esta situación, pensó: tirare harina para ver las huellas del responsable de la desaparición de los fiambres así que ya veré la hora y tal vez sepa quien fue. Y así lo hizo.

Llegado el momento de acomodar los fiambres fue al depósito y su alivio fue grande al mirar que la harina que había tirado en el suelo a modo de trampa estaba intacta, entonces pensó: hoy no hay perdida de fiambres; pero su sorpresa y desconcierto fue mucho mayor que antes al acomodar los fiambres y fijarse que como todos los días anteriores, Si hacían falta otra vez fiambres, ya si el desconcierto fue mucho mayor ya que la pregunta era ¿Cómo entraron a tomar los fiambres sin dejar rastro alguno sobre la harina?; entonces el hombre pensó: Tengo una idea; les diré a todos que tengo que hacer un viaje a ver unos terrenos que tengo y que tardare unos días y entonces cuando todos piensen que no estoy me esconderé para atrapar al que se está robando los fiambres y así le daré un escarmiento. Y así lo hizo.

El domingo que estaba terminando de arreglar la tienda hablo con su empleado y su esposa y les dijo que se iría de viaje y que regresaría en una semana.

Sin sospechar nada la mujer y su empleado asintieron y rápido se pusieron a arreglar todo pues es claro que en ese tiempo en el que él estaría de viaje, pues no abriría la tienda y había que dejarlo todo bien.

Al día siguiente el hombre muy temprano como es su costumbre se levantó y tomo sus cosas y se marchó de casa despidiéndose de su esposa y dejando indicaciones para la casa; al salir el hombre dio vuelta en la esquina y por una puerta lateral entro a la tienda y ya adentro se sentó en un banquito y dormito unos instantes; pasado un rato escucho en el cuarto de los fiambres un ruido como de cosas que se estaban moviendo, apresurado tomo un cuchillo de esos para cortar cebollas y fue de prisa al depósito e fiambres, su sorpresa fue grande cuando no vio a nadie ahí pero si estaban los fiambres en desorden, entonces el sujeto ya asustado pensó: Montare guardia, no puede estar pasando esto… ¿Qué cosa será?

Ya avanzado el día y presa de un leve sueño dentro de la tienda completamente cerrada el hombre nuevamente tomo asiento en el banquito y de nuevo dormitó, pero esta vez un poco más profundo.

Pasadas ya unas dos hora de estar dormido se volvieron a escuchar otra vez los ruidos en el depósito de fiambres entonces fue corriendo con el cuchillo en mano y al llegar al lugar, el hombre se tornó pálido, un frio recorrió su cuerpo al mismo tiempo que las rodillas le temblaban; las cosas estaban revueltas y si… faltaban unos fiambres… ya entonces el desconcierto mesclado con miedo era más que mayor en el hombre por que la pregunta más grande era ¿Qué cosa puede hacer esto sin dejar una sola huella? Entonces tomo una botella de licor de las que ahí vendía y bebió un trago y luego otro y así hasta terminar una cuarto de botella de un litro, ya con el valor que le dio el alcohol escucho levemente como se mecía la puerta del depósito de fiambres como si una breve brisa la amujara; entonces con el valor que le dio el licor pero asustado al mismo tiempo y ya más cauto fue donde el depósito de fiambres en el cual otra vez se escuchaban ruidos; paso a paso se fue acercando y muy cautelosamente acecho y los ojos se le desorbitaron al ver que era lo que se llevaba los fiambres y ocasionaba todo esto; Era un gato, de esos grises con manchas amarillas, enorme y muy bien nutrido (obvio por los fiambres que a diario comía), suavemente cerró la puerta del depósito de fiambres quedando en el interior el hombre los fiambres y el gato; con el cuchillo en mano y con una furia que le quemaba el vientre se dispuso a acertar un tajo al gato pero este como buen gato era muy ágil y a eso le sumamos que el hombre lleno de ira y con un poco de alcohol encima mismo que restaba reflejos, pues no acertaba a darle los tajos al gato; en uno de esos intentos por acertarle al gato este se defendió y ataco a su agresor abalanzándose al cuello y de un zarpazo le abrió la garganta justo en la vena yugular.

El hombre cayo con las manos llenas de sangre tomándose el cuello, la hemorragia era tan grande que no le dio tiempo de llegar a la puerta que no estaba muy lejos, el hombre cayo de rodillas al suelo y luego desfalleció desangrado y murió.

Pasados tres días nadie extrañaba a este hombre por que Él había dejado dicho que estaría fuera de la ciudad por unos días; con el pasar del tiempo una semanas después y sin tener noticias de su esposo, la señora se empezó a preocupar y al no tener noticias de Él pensó que tal vez las cosas estaban complicadas con el asunto de los terrenos así que mejor era abrir la tienda por que el dinero ya hacía falta.

Grande fue su sorpresa al abrir la tienda y un asqueroso olor pútrido nauseabundo acompañado de un número infinito de moscas grandes, verdes y brillantes la recibieran; era tan fuerte el olor que no dio tiempo de entrar antes de devolver el estómago en la parte de afuera de la tienda y mientras esto ocurria llego el empleado a lo cua dijo:

-Señora creo que algo se descompuso adentro del deposito de fiambres-

-Voy a mirar-

Amena sorpresa se llevó este hombrecillo al abrir el depósito de fiambres y el olor mucho más fuerte ahora emanara de lugar, después de levemente disipado el olor distinguió en el medio del lugar un bulto obscuro y con unos trapos encima del bulto emanaban mas moscas y también gusanos los cuales llegaban hasta en donde estaba el hombrecillo y también en las paredes estaban, era una imagen realmente infernal, dantesca, indescriptible; y en el fondo un gato gordo, grande y de color gris con manchas amarillas; tuvieron que pasar unos días para poder limpiar el lugar y quitar del centro ese bulto de fiambres obscuros y pútridos que de seguro al patrón se le había olvidado ahí y que ahora no sabían qué tipo de fiambre ya muy podrido y negro era;  lo que si pues el gato haría comido de Él pues tenía muestras claras de que había sido mordido por eso el gato no murió de hambre ahí adentro encerrado.

Del bulto de fiambres solo se supo que al dueño se le habían caído su reloj y su anillo sobre el seguro en lo que ordenaba antes de marcharse pero de Él ya no se supo más; la señora lo dio como que se hubiera fugado con una amante y continuo con el negocio de la tienda y adopto al gato, hasta que este murió de viejo muchos años después.

Refecencias:

http://diarioyuca.com

Meridadeyucatan.com

http://oxlackinvestigaciones.com

https://www.merida.com.mx


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