Revista Comunicación
NO ESTABA PREVISTA la presencia anoche de Carlos Berzosa en la entrega de los premios "Pilar Blanco" a la Comunicación de CCOO-Madrid. El rector de la Complutense (UCM) se encontraba en el edificio por otro asunto y, finalmente, aceptó la invitación del sindicato para asistir a la entrega de los galardones. Habló Berzosa y, desde el primer momento, tuve la impresión de que el feroz e implacable acoso al que le está sometiendo el PP de Madrid le está pasando una dolorosa factura con la que no contaba. Ni las numerosas muestras de afecto que está recibiendo, ni tampoco el apoyo expreso y unánime de la Conferencia de Rectores han aliviado su desazón.
Él no convocó el acto de la Facultad de Medicina en defensa de Garzón, pero como si lo hubiera hecho, porque la lluvia de palos está resultando desmesurada e incesante. En el salón de actos de Comisiones Obreras, en la calle Sebastián Herrera de Madrid, vi anoche a un Berzosa seriamente afectado por una polémica en la que él no ha sido ni juez ni parte, por mucho que se empeñe el PP. El rector nos dijo que "el miedo puede hacernos que no hagamos" que, bajo ningún concepto, "podemos ser arrastrados por el terror" y mucho menos por el chantaje. Berzosa se mostró convencido de que al final saldrá fortalecido, aunque confesó su temor, no por él, sino por su familia. Esas palabras, de honda amargura, dejaron un poso de preocupación entre algunos de los asistentes.
La gran paradoja de todo esto es que Esperanza Aguirre ha salido estos días en defensa de la autonomía del IES "Camilo José Cela" de Pozuelo, a propósito de la polémica por el uso del hiyab y, sin embargo, no tiene el más mínimo empacho en lanzar toda su caballería contra la Complutense, que también es una entidad autónoma. Yo no creo que Berzosa fuera responsable de lo que otros dijeron en el Auditorio de la Facultad de Medicina en defensa de Garzón. Y no lo creo porque eso sería tanto como admitir que la presidenta también lo fue cuando, por ejemplo, la Fundación DENAES (Defensa de la Nación Española) se presentó oficialmente en Madrid, en la mismísima sede de la presidencia regional, por más señas, con graves insultos a Zapatero. Además de llamar a la rebelión, al presidente del gobierno, entre otras muchas lindezas, le acusaron entonces de llevar a España a una nueva guerra civil. Y fue, repito, en un acto en la Real Casa de Correos presidido por un miembro del gobierno de Aguirre.
Yo no sé si, como dice el PP, la Universidad Complutense se ha convertido en "un circo de siete pistas" pero es evidente que aquí más de uno está haciendo el payaso.