Revista Comunicación

El delito/maldición de Pajín

Publicado el 06 julio 2011 por Felipe @azulmanchego
HAY PERSONAJES QUE, hagan lo que hagan, digan lo que digan, y sin que lo puedan evitar, suelen ser objeto de una despiadada y furibunda reacción. Y la ministra Leire Pajín es uno de estos personajes. Lo sorprendente es que esas críticas no suelen venir, como sería legítimo y deseable, por asuntos relacionados con el ejercicio de su cargo, sino por cuestiones ajenas.
Esta semana, el diario El Mundo llevaba a su portada la foto de Pajín en biquini durante unos días de descanso en Menorca, y todavía hoy me sigo preguntando cuál era el interés informativo de esa imagen, convenientemente agrandada en páginas interiores, salvo que te dediques al sensacionalismo. La Razón iba un poco más lejos al publicar otras fotos "robadas" que a los responsables del periódico debieron parecerles muy interesantes para sus lectores, sobre todo si, como es el caso, son para mostrar los "michelines" de la ministra o para que se la vea quitándose la parte superior del biquini. Todo muy elegante e informativo y de una gran perspicacia periodística. No voy a entrar, porque no es el objeto de este comentario, en la conveniencia o no de publicarlas, ni a reproducir tampoco estériles debates sobre el derecho a la intimidad. Allá cada uno con su responsabilidad. Sólo me pregunto si La Razón, que tanto interés demuestra por las fotos de políticas en ropa de baño, hubiera hecho lo mismo, pongamos por caso, con Esperanza Aguirre o Rita Barberá. Ahí lo dejo.
La segunda cuestión, y esta me parece aún más clamorosa, tiene que ver, todavía en Menorca, con el "abuso" cometido por Pajín al utilizar la residencia de la Isla del Lazareto para pasar un fin de semana junto a sus padres. La residencia en cuestión, ubicada frente al puerto de Mahón y que utiliza el propio Ministerio para cursos y seminarios, además de para las vacaciones de sus funcionarios, no se distingue precisamente por ser un establecimiento de lujo. Es decir, que Leire Pajín ha tenido la osadía de pasar unos días en una fortaleza de su propio ministerio, modesta aunque el enclave sea idílico, a la vista de mucha gente, y de abonar los 364 euros de la factura, y eso es motivo de escándalo. Tremendo. Vale que se la critique porque aún no se haya puesto en marcha el convenio con el Consell de Menorca que permitirá el libre acceso (en barco) al islote, pero de ahí a montar esta barahúnda me parece un exceso.
Si una ministra del gobierno de España no puede pasar un fin de semana en una residencia de su propio ministerio, apaga y vámonos. En periodismo no todo vale por mucho que algunos se empeñen y por muy grande que sea la tipografía utilizada.

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