EL DELTA (Cadavre Exquis)

Imagen digital: Emilio Zepol. "Mosaico".

El delta en que desaparecés con ojos islas desapareciendo, nariz de río turbio y sucio,  iluminado por las ganas de desaparecer, por las ganas de esconder esas cucarachas que te mueven río abajo, barro pegajoso en tus ojos delta, sombras que mirás desde tu lado más perro más muerto flotando desde hace semanas, con gusanos hasta en tus bordes irregulares de podredumbre que no te reman, iluminando la despedida en el delta en que desaparecés
el delta en que desaparecés mastica los colores que renunciaste y aun así no puede prescindir de la caída estrepitosa de tu boca en el silencio, no puede disimular la parte vos que insiste implacable en el hundimiento, porque no hay mejor forma de hundirse que desnudo de salvatajes, en cada uno de los tropiezos, encendido en el delta en que desaparecés
el delta en que desaparecés sin colores, sin boca, sin decir que sos del río cuarto por no contar hasta tres, sin decir el delta de tu boca para que no te besen, para que no te digan, para que no te hablen y  puedas estar mudo en el delta en que desaparecés
el delta en que desaparecés, arrodillado sobre tu cabeza, entre los disparates de las paredes que te miran, te lleva en círculos por un viaje que acaba siempre en la misma escena, el río es primero de falta de todo, el río es segundo del barro de tu barro, el río es tercero de lo que buscaste y no existía, sos del río cuarto para que la persona no pueda decirse, para que enmudezcas en el ahogo que más se te parece, sangre de vino del delta en que desaparecés
el delta en el que desaparecés se nombra en cuarta persona y tu cara ya casi piedra, río seco, mapa de desganos, tierra reseca de tantas insonrisas, ojos perdidos por acumulación de insomnios y soles encontrados como cucarachas sobre la mesa, así sin saber y con el miedo turbio como lo que te descosquilla por debajo de la voz buscando lento en el balbuceo la cuarta persona, cara ya casi piedra en el delta en que desaparecés
el delta en que desaparecés dio su fuerza a un cauce que no recordás, sos la inundación, un desborde sin sentido, conduciendo las ramas, los pájaros muertos, las hojas deshechas a una ronda perdida para siempre en la falta de orilla, buscás crecerle una en la  carestía de la madrugada y te quedás rozándola con la poca cumbre de tu letra, y te quedás atropellado de pensamientos y con la madrugada inservible y sin gritar, oscurecido de la primera luz por los labios del delta en que desaparecés
el delta en que desaparecés, estás como piedra sin islas, como piedra sin ríos, como piedra sin piedra, estás como estás sin estar, como algo que ya se muestra desapareciendo en la desaparición, estás gris, iluminado, ensombrecido en tu fondo deslizante, estás zepol de ganas, de parar imágenes, de hacer mapas inservibles en el delta en que desaparecés.