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Una de esas delicias que sólo disfrutas cuando te animas a desempolvar viejos títulos del cine clásico de Hollywood y más siendo que no es una obra muy conocida. Una narración cercana a la novela de aventuras del siglo XIX a medio camino entre el "Moby Dick" de Herman Melville y el "Capitanes intrépidos" de Rudyard Kipling en la que, además de todo lo que acontece en el mar, importa y mucho la relación de los tres personajes principales: un viejo marino de fuerte carácter (magnífico como siempre Lionel Barrymore), su pequeño nieto (por cierto Dean Stockwell) y un capitán dispuesto a demostrar su valía (Ricahrd Widmark). Es una de esas películas cuidada hasta el detalle, minuciosa en la descripción de ambientes y personajes y con la que aprendes no sólo cómo es la vida en el mar abordo de un ballenero, sino también los dilemas morales en torno al aprendizaje y formación de un niño en una época en la que las personas estaban hechas de otra pasta. Inolvidable y conmovedora.