Revista Opinión

El derecho a luchar por tu trabajo

Publicado el 10 julio 2012 por Cavalleto

Nunca he comprendido muy bien la pasión que le pone la gente por salir a las calles a protestar. No entro ya en defender o atacar lo que cada uno reclama, sino que analizando el resultado de todas esas manifestaciones veo que es un sistema poco productivo.

Lucha obrera

Así, de memoria, eres capaz de recordar alguna manifestación que haya logrado cambiar una ley que se iba a aprobar? La manifestación más multitudinaria que recuerdo fue la de Miguel Ángel Blanco, que se produjo simultáneamente en cientos de pueblos y ciudades españolas, y el resultado ya lo conocemos. Blanco duerme el sueño de los justos desde hace 15 años.

Seguramente alguna manifestación haya logrado detener algún decreto o forzase la renegociación de algún convenio. Pero por lo general parece más una demostración de fuerza y ganas de captar atención mediática. Cuando un sindicato de izquierdas se manifiesta contra un partido de izquierdas lo hace más por sacar pecho que por sus intenciones finales, y eso lo sabemos ya todos, bueno, casi todos.

La marcha negra de mineros que ha llegado a Madrid es otro ejemplo de manifestación que tendrá muy pocos resultado positivos. Han logrado hacer llegar su realidad a la sociedad a través de los medios de comunicación que han cubierto la noticias (vergonzosamente muchos ni les han nombrado en todo este tiempo) y todos conocemos más o menos qué reclaman y qué es lo que quiere llevar a cabo el gobierno de las tijeras. Luego podemos dejar a cada uno que se pronuncie si apoya su lucha de clase obrera o no.

Pero lo que me llama la atención es el derecho que todos asumimos como universal, de luchar por tu forma de ganarte la vida. Y no entramos en juzgar qué tipos de trabajos son dignos de seguir defendiendo y cuales no. Los mineros están luchando porque se mantenga el sistema de subsidios. Ya sabéis que yo soy contrario a este tipo de políticas, pero no voy a hacer demagogia con el oficio de picar en la mina, porque es horrible, duro, inhumano, y como no desearía que mi hija algún día tuviera que trabajar allí, por eso no quiero que se siga apoyando esa industria.

Con ese dinero habría que hacer como siempre, invertir en formación, incubadoras de empresas y apoyo al emprendedor. Nada de reconvertir el sector a base de inyectar dinero en multinacionales que se asienten en la zona a base de incentivos fiscales y que cuando ya ha chupado de la teta todo lo que han podido, deslocalizan el negocio y se largan a otro país, dejando de nuevo la comarca sumida en la depresión.

Todos tenemos el derecho a luchar por nuestro trabajo, o eso dicen. Lo han hecho durante muchos años los de las discográficas y entre todos les hemos crucificado. Lo han hecho los toreros en las comunidades donde se está prohibiendo su oficio y muchos les han criticado hasta el punto de llamarles asesinos salvajes. También se han manifestado las prostitutas que son obligadas a dejar de ejercer en las calles más turísticas porque ensuciaban la imagen de la ciudad.

Son muchos los que se manifiestan por su trabajo, pero eso no significa que tengamos siempre que apoyarles. El rollo de la clase obrera que lucha unida es un cuento. Primero porque no todos los trabajadores tenemos los mismos derechos. No todos trabajamos en sectores subvencionados por el estado y las comunidades autónomas. Soy insolidario por no defender a los que cobran para que no se vayan a vivir a otro sitio? Pues llámame insolidario, porque estoy harto del rollo de vivir de subsidios antes de comenzar una nueva vida lejos de tus padres y de las calles donde creciste.

Un país con más de 8.000 municipios no puede seguir hablando del “riesgo de despoblación”, cuando todo el mundo sabe que los pueblos de pocos habitantes son una ruina económica difíciles de gestionar por su reducido presupuesto anual. Pero de ese tema ya hablaré otro día, que también tengo cosas que decir.


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