Revista Opinión
El esfuerzo por tener derecho a ser escuchado. Una de las claves en democracia, según Ignatieff en su delicioso Fuego y cenizas. Y una reflexión ideal para ser aplicada en España, pero que por lo que veo es también aplicable a su Canadá natal:
"En una democracia saludable, uno no cuestionaría el derecho de un adversario a estar en el ring, o la ciudadanía, la lealtad patriótica, los motivos y la buena fe de esa persona. Se cuestionaría su competencia, su experiencia, su visión, su programa y sus ideas. En la política de baja calidad que debemos soportar, el objetivo explícito del ataque es evitar el debate, para evitar los riesgos inherentes al libre intercambio de ideas. Una vez que has negado a la gente el derecho a ser escuchada, ya no tienes que refutar lo que dicen. Solo hay que ensuciar lo que son" (página 166 de la edición de Taurus)