Ayer detuvieron a Diego Cañamero, algo que últimamente está bastante de moda, detener sindicalistas y huelguistas por parte de las autoridades policiales del país. Unas horas después, tras iniciarse la concentración del Sindicato Andaluz de Trabajadores, estaba en libertad. (El caso de la secretaria de organización de CGT Barcelona Laura Gómez también ha sido muy sonado.)
Tal vez las primeras detenciones hayan podido pillarnos desprevenidos y no hayamos sabido reaccionar lo suficientemente rápido, pero una vez conocida cual va a ser la dinámica que el gobierno utilice contra los sindicalistas y movimientos más combativos, tendremos que reformular los medios de actuación, presionar para visibilizar estas detenciones arbitrarias ante la ciudadanía y movilizarnos para conseguir su libertad.
Están en juego la criminalización de una vía pacífica de protesta para defender los intereses de la mayoría frente a una estrategia que persigue generar miedo e inmovilización entre la ciudadanía. Somos demasiados, no podrán pararnos.
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