El primer ministro británico, David Cameron, ofrece un discurso a la nación ante el número 10 de Downing Street. (Andy Rain/EFE)
Benjamin Butcher, un joven británico estudiante de Relaciones Internacionales, acudió ayer a votar y esta mañana se ha despertado con el peor de sus temores. Benjamin define la noche de este jueves como “una noche absolutamente catastrófica para la izquierda británica”. Absolutamente nadie lo previó. Incluso algunos auguraron que podrían pasar semanas hasta que se formara gobierno, calculadora en mano, sumando escaños imposibles de distintos partidos para que conservadores o laboristas –las encuestas apuntaban un resultado empatado- consiguieran sumar una mayoría. Sin embargo, con el total de votos escrutado esta mañana, se ha confirmado la victoria contra todo pronóstico del partido conservador de David Cameron. Con 331 escaños, Cameron supera el mínimo para conseguir la mayoría absoluta -326- y logra así formar gobierno en solitario, sin necesidad de pactar con ningún otro partido.
“Cameron obtiene el aval a su gestión económica y a los planes sobre la UE”, explica en declaraciones a este blog la corresponsal de la Agencia Catalana de Noticias y Rac1 en Londres Laura Pous. Y es que una de las promesas del primer ministro era que, de ser reelegido, convocaría antes de 2017 un referéndum para que los ciudadanos del Reino Unido decidieran si querían permanecer en la UE o abandonarla. Y así será.
Dimisiones por todos lados
A medida que transcurría la jornada post-electoral, los aspirantes a gobernar el Reino Unido Ed Miliband (partido laborista), Nick Clegg (partido liberal-demócrata) y Nigel Farage (del eurófobo UKIP) han anunciado su dimisión. Respecto al resultado de los laboristas- que han conseguido 232 escaños- , la corresponsal Laura Pous asegura que es “desastroso, peor que Brown”. Según ella, los laboristas “no han sabido aprovechar los años en la oposición para construir una alternativa creíble a los ojos de los electores”.
La derrota más evidente pero recae sobre los liberales demócratas, que solo consiguen conservar 8 de los 57 escaños obtenidos en 2010, convirtiéndose así en un partido prácticamente insignificativo por su representación en la Cámara de los Comunes. En estas elecciones “los liberales demócratas pagan el precio de haber estado en la coalición de gobierno” con los conservadores. La factura no les podía salir más cara. También el populista y eurófobo UKIP se da un batacazo, y es que aunque el partido de Farage ha dado mucho que hablar y tiene representación en el Parlamento Europeo, solo ha conseguido un escaño, perjudicado por el sistema electoral del Reino Unido.
Más poder para el nacionalismo escocés
La líder del Partido Nacionalista Escocés, Nicola Sturgeon, celebra al victoria con sus seguidores. (Robert Perry/EFE)
Los conservadores no eran los únicos que hoy celebraban su resultado. También lo han hecho los nacionalistas escoceses del SNP (Scottish National Party), que han obtenido 56 diputados. Entre ellos el exministro principial de Escocia e impulsor del referendum de independencia Alex Salmond. Laura Pous valora el resultado como “grande y muy significativo a largo plazo”. “No todos son independentistas pero es voto protesta para reclamar los poderes prometidos en el referendum”, matiza. El partido de Nicola Sturgeon gana 50 escaños desde los últimos comicios.
El futuro que le espera al Reino Unido…y a la UE
Según Benjamin, la mayoría para Cameron no será una mayoría fácil ya que el partido tendrá que lidiar con las propias divisiones internas. “Sobre el papel, sí, tiene la mayoría, pero tendrá que controlar su partido más que nunca”, advierte el joven.
Sin duda, uno de estos puntos de discordia se verá con la celebración del referéndum sobre una posible salida de la UE. Hoy, el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker hacía llegar su mensaje de felicitación a Cameron: “Estoy a su disposición para trabajar juntos con tal de llegar a un acuerdo justo para el Reino Unido en la UE y espero sus ideas y propuestas en este sentido”, decían las escuetas dos líneas que seguían tras una cordial felicitación.