No me parecía bien abandonar de puntillas y sin despedirme el Desafío de los 30 Días. Se me haría algo así como salir por la puerta de atrás, y no creo que sea necesario. En ocasiones hay que asumir que lo más correcto es batirse en honrosa retirada.
Reconozco que el formato de éste año es original y creativo, pero requiere tiempo, que me es escaso, y, además, quizá por su temática - la fantasía y los dungeons no son mi ambientación predilecta - no ha conseguido suscitarme ganas suficientes como para animarme a continuar más allá de este punto.
Ánimo para los que continuéis con ello, espero que lo disfrutéis. Espero que el año que viene me sienta más inspirado. Por mi parte, por primera vez, sólo me queda decir...