La exhibición de poder militar y liderazgo realizada por Pekín al celebrar recientemente el 80 aniversario del fin de la II Guerra Mundial ha sido imponente y sobrecogedor.
China lleva seis décadas creciendo a gran velocidad y apostando por la tecnología y el talento, el mismo tiempo que lleva Estados Unidos alimentando su declive y falta de liderazgo
En China se ríen de los USA afirmando, con cierta razón, que allí ni siquiera saben fabricar un móvil “Iphone” y que mientras China aprendía y priorizaba la tecnología y el trabajo, Estados Unidos se relajaba, perdía fuerza y sólo aprendía a hacer hamburguesas y perritos calientes.
La metáfora es real porque en las últimas décadas China no ha parado de crecer y de rodearse de amigos, mientras que los USA caían en la decadencia y se enfrentaban a sus aliados, una estupidez que el imbécil Trump está llevando hasta el extremo, persiguiendo a los inmigrantes como si fueran enemigos, llenando las ciudades de soldados represores, utilizando el comercio como una espada y rompiendo sus lazos sagrados con Europa, que ha sido siempre el más fiel y valioso aliado de Washington.
Pero China tiene un grave problema: su bando está integrado por países comunistas y autocráticos que desprecian la libertad y la democracia, todo un drama que convierte al bando chino en enemigo de la civilización.
Muchos países del mundo dominados por sátrapas corruptos que sueñan con ser dictadores miran con admiración a China y aspiran en secreto a integrarse en su banda autoritaria. La España de Sánchez es uno de esos países.
Las armas modernas que China ha presentado en su desfile reciente del 80 aniversario son espléndidas y temibles, al igual que el conjunto de sus aliados: una treintena de países, entre ellos Rusia, Corea del Norte, Irán y hasta la superpoblada India.
Misiles hipersónicos imparables, lobos robotizados para desplegar en los frentes y aniquilar hombres, drones supersónicos y marítimos de alta capacidad, armas autónomas caza-satélites, aviones indetectables de sexta generación y armas láser de alta potencia, además del arsenal secreto que Pekín oculta para no revelar a sus enemigos las rutas de sus tecnologías innovadoras.
Hay expertos que afirman que una de esas nuevas rutas tecnológicas de China apunta hacia el dominio de la gravedad y que quizás pronto sus máquinas flotarán en el aire.
El mundo ya es multipolar y tiende a ser bipolar de nuevo, como en los tiempos de la Guerra Fría, con polos en Washington y Pekín, pero ahora sin que sepamos quiénes son los buenos y quienes los malos.
El mundo acumula combustible para una Tercera Guerra Mundial que, por las armas que se desplegarían, sin duda sería la última.
Francisco Rubiales
