Juan Martorano
Indudablemente, el Comandante inmortal Hugo Chávez tiene muchísima razón cuando expresó en innumerables oportunidades: “Confío en los consejos del pueblo, antes que los sabios”. Y en estos momentos, los aportes que he recibido de personas que se han permitido leer mis modestos aportes, me han proporcionado elementos y líneas de investigación, que me he permitido en convertirlos en nuevos aportes para el análisis y la socialización de ciertas y determinadas informaciones.
Importante es de destacar, que una de las vulnerabilidades de nuestro proceso revolucionario y bolivariano tiene que ver con el aspecto comunicacional. En ocasiones, se confunde lo mediático (la mera aparición en prensa, radio, tv, plataformas tecnológicas y redes sociales digitales) con lo comunicacional ( el mensaje y que éste se entienda) con lo que se debe decir, y otra serie de elementos que tienen que ver con la ciencia de la comunicación, que para la comprensión de un momento particularmente difícil y complejo como éste, resulta de una importancia capital para la preservación de la Revolución, y por qué no decirlo, de la conservación del poder político por parte de las fuerzas progresistas y de izquierda en Venezuela.
Recientemente,en estos días, el camarada Ministro del Poder Popular para la Comunicación e Información y Vicepresidente Sectorial de Comunicación, Turismo y Cultura, Jorge Rodríguez, tuvo una extraordinaria comparecencia pública donde dio detalles sobre el entramado de corrupción que rodea al entorno del pretendido “presidente interino” Juan Guaidó. Reveló imágenes del diputado Freddy Superlano en juergas en Cúcuta, y la imagen de las prostitutas con las que estuvo en el Hotel Penélope, y las cuales les hurtaron 250.000 dólares en efectivo. Importante es de destacar y recordar que en dicha “celebración” resultó muerto Carlos Salinas, primo del referido parlamentario y que fungía como su asistente.
En términos políticos, y valga que quien señala lo que a continuación destacaré, fue el economista y analista Luis Vicente León, miembro directivo de la encuestadora Datanálisis, cuando expresó, que si un caso de corrupción como el que ha surgido recientemente con el caso de la supuesta ayuda humanitaria que se encontraría en Cúcuta, hubiese estado involucrado algún miembro del chavismo o del Ejecutivo Nacional, el escándalo que hubiesen hecho los conglomerados mediáticos nacionales e internacionales fuera de padre y señor nuestro. Es decir, que la rueda de prensa realizada por Rodríguez el lunes, y que dicha información fuese ratificada por él mismo y frente al Presidente de la República, Nicolás Maduro, en cadena nacional de radio, tv, plataformas tecnológicas y redes sociales digitales, fue el despliegue de una oportuna y correcta táctica, en el marco de la guerra multidimensional y multiforme que vive el país, y que a mi juicio,constituye un acierto.
No obstante, y como recientemente me lo expresará uno de mis lectores, la comunicación que debemos hacer en estos momentos debe trascender a lo meramente panfletario o de aprovechar hechos puntuales para golpear a los adversarios políticos (lo cual no es tampoco descartable totalmente). Señaló esto, porque parte de las preocupaciones de nuestro pueblo en el marco de lo que le toca enfrentar en su cotidianidad, tiene que ver con que se le escucha al presidente Nicolás Maduro en muchas oportunidades, y señalándolo con tanta seguridad, la entrega de recursos para viviendas, créditos, Feria del Libro, entre otros. Pero hay una percepción generalizada de que en la agenda comunicacional hay temas INTOCABLES y que son tabú como el caso de los alimentos y la especulación atroz.
No conforme con ello, ahora ha surgido una situación verdaderamente difícil, compleja, y altamente inflamable ( en el sentido literal del término) por no decir peligrosa, que tiene que ver con la distribución de combustible en el interior del país. Ciertamente en Caracas y estados centrales, la situación no es grave, pero basta ir mucho más allá de la capital de la República para constatar la gravedad de esta situación, y de las larguísimas colas que deben hacer conductores en estados como Bolívar, Zulia, Táchira, Monagas, Sucre, entre otros.
Igualmente hay un tabú con el tema de la dolarización de facto de nuestra economía. La profesora Pascualina Curcio explicó y reveló información importante sobre esto en el programa “La Hojilla” del pasado sábado 15 de junio, pero no basta con sólo la explicación académica si no se adoptan medidas para contener este terrible flagelo.
También otro tema que habría que tratar tiene que ver con las innumerables denuncias de los trabajadores y trabajadoras del sector privado de nuestro país, quienes denuncian que no están recibiendo la diferencia del pago del salario mínimo que ordenó el propio Presidente de la República Nicolás Maduro. Este también sería un tema que nuestros comunicadores revolucionarios y comunicadoras revolucionarias deberían tratar en sus diferentes espacios donde hacen comunicación.
No se trata en estos momentos sólo de caer en los “lugares comunes” y de repetir lo que informativamente reproduce VTV o el Sistema Bolivariano de Comunicación e Información (SIBCI). En estos momentos, ante la ocurrencia de tantas situaciones difíciles, no vemos a nadie que se detenga a dar verdadera información, a explicar lo que realmente está pasando, pero sobre todo, que nos puedan dar algunas alternativas para resolver dichas problemáticas, o por lo menos sortearlas de una mejor manera.
En estos momentos, los programa que el ciudadano y ciudadana de a pie quiere ver y escuchar son aquellos que traten sobre sus problemas reales, en donde los que hacemos comunicación le hablemos claro al país. Hemos caído en un peligroso “laissez faire,laissez passer” (“Dejar hacer, dejar pasar), y esto es algo que sencillamente no puede ser permitido ni tolerado.
Chávez en innumerables oportunidades lo señaló y lo clamó hasta su último minuto: “Estrategia comunicacional, informar al pueblo”. Esto realmente no se está haciendo, lo que deja abierta las posibilidades de los operadores comunicacionales de la derecha de hacer el trabajo de minar la imagen de los líderes chavistas y de los funcionarios gubernamentales. Lo cual no debería ocurrir, y los errores cometidos, corregirse.
Preocupa que voceros de nuestro gobierno se preocupen solamente en hablar de la expresión podrida, terrorista y apátrida de la oposición que hoy es personificada en Juan Guaidó, Henrique Capriles, Leopoldo López, María Corina Machado, Antonio Ledezma y otros adláteres. Pero en la agenda del pueblo, esa no es su prioridad, sino la de resolver su día a día (alimentos, medicamentos, transporte, conectividad a internet, etc.) Porque en su razonar simple y puro se pregunta: ¿Si Guaidó es todo lo que dice el Gobierno, por qué no está detenido? ¿Por qué no se hace nada en contra de la Polar? ¿Por qué no se combaten las mafias de alimentos, medicamentos, de gasolina, por sólo citar algunas problemáticas que viven los ciudadanos y ciudadanas de a pie?
No puede ser que todo lo que nos toca vivir y los problemas que tenemos nos escudemos en el problema del bloqueo contra el país, que sin duda es un problema serio y que repercute en nuestra calidad de vida, producto del modelo económico que ha imperado en nuestro país durante no menos de 100 años, pero no es menos cierto que a lo interno tenemos mucho por hacer.
De ahí que cabría hacernos la pregunta: ¿Que es lo que está pasando realmente? Porque en las calles se nota descontento, malestar, afectaciones psicológicas, y desmoralización en ciertos niveles. A mucha gente de nuestro pueblo se le escucha: “El loco de Nicolás hizo esto, hizo aquello, hay que salir de él.” Y a los que teniendo el manejo de ciertas informaciones y argumentos para defender el proceso revolucionario y algunas medidas adoptadas por el actual jefe del Ejecutivo Nacional, salimos a defenderlas o a ubicarlas en su contexto, corremos el riesgo de ser estigmatizados y agredidos físicamente. Esto tampoco debería ocurrir.
Me permito escribir sobre esto,obedeciendo los dictados de mi razón y conciencia, como un aporte para corregir algunas cosas, y para evitar que una creencia que algunos pretenden instalar en el imaginario colectivo de que el legado de Chávez se está perdiendo, parar ese trote en seco. Pero eso será posible en la medida que reconozcamos los errores y fallas cometidos, pero sobre todo, demostremos voluntad y acciones para corregirlas.
Y de ahí, que es bueno, el diseño de una estrategia para el desarrollo de una comunicación política que esté en verdadera sintonía con las necesidades del pueblo. Programas como “Cayendo y Corriendo” de Miguel Ángel Pérez Pirela, “La lámpara de Diogénes” de Diógenes Carrillo, los de Vladimir Acosta y de otros tantos camaradas, podrían ayudar a esa tarea, desde mi modesto y humilde punto de vista.
¡Leales Siempre! ¡Traidores Nunca!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
Abogado, Activista por los Derechos Humanos, Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiter@s Socialistas (RENTSOC).
[email protected] @juanmartorano