El experto en sostenibilidad Alain Jordá ha sido uno de los protagonistas de la mesa de urbanismo y territorio del Conama Local 2019.
Las políticas locales incipientes son las que promoverán a largo plazo un futuro “posible y necesario” conforme a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y a la Agenda 2030. Y así se ha vuelto a poner de manifiesto en el Conama Local 2019 que Toledo alberga durante tres días bajo el lema “Campo y Ciudad. Agenda Global”. En una de sus múltiples mesas sectoriales se han analizado de forma especial las medidas relacionadas con el urbanismo y la ordenación del territorio en este marco, pero todas las intervenciones han terminado apostando por retos mucho más transversales donde los ayuntamientos deben desarrollar un papel primordial.Una de las ponencias más destacadas en esta mesa, conducida por el director general de Planificación Territorial y Sostenibilidad de Castilla-La Mancha, Javier Barrado, ha sido la de Antonio Serrano, presente de Fundicot, la asociación interprofesional de urbanismo territorial, y experto en planificación territorial ambiental. Precisamente, ha querido destacar que al hablar de los ODS deben contemplarse todos relacionados entre sí, sobre todo los referentes a energía y cambio climático, porque constituyen un “marco global” donde los retos futuros son básicamente ambientales y proceden de una “revolución científico-técnica” con latentes consecuencias sociales y ecológicas.Para Serrano, los graves problemas a enfrentar desde todas las administraciones están sobre todo ligados a la dependencia energética, a la descarbonización, a los efectos del calentamiento global, a las desigualdades que pueden generarse por la implantación de nuevos escenarios, a las tensiones territoriales y a los movimientos migratorios. Es decir, toda una red de factores confluyentes que ahora están suponiendo el avance hacia la denominada “sociedad del malestar” en contraposición a la denominada “sociedad del bienestar” anterior a la crisis económico-financiera.“Somos dependientes de las importaciones energéticas, tanto en España como en la Unión Europea, y por tanto también de los precios del petróleo, y esa dependencia va asociada al encarecimiento progresivo de los combustibles fósiles por ser cada vez más escasos”. Para este experto, esta situación no puede abordarse de forma sostenible y pensando en el bienestar de la ciudadanía si los ayuntamientos no parten de una premisa fundamental: “Una transformación de lo que hasta ahora ha sido una red eléctrica convencional y unidireccional en una nube energética similar a internet, donde actúen todas las cooperativas de producción y autoconsumo. Ese es el futuro incipiente, inevitable y necesario de todas las políticas locales”.Otro elemento destacado por Antonio Serrano es que la adaptación, la resiliencia, de las ciudades, debe girar en torno al “margen de incertidumbre” que existe sobre los procesos de aceleramiento de las consecuencias del cambio climático, incluso por encima de las previsiones medias. Ha hablado así de gestión de servicios municipales que deben estar condicionados por los efectos “urbanos”, como un mayor consumo de agua, la necesidad de más zonas verdes y de espacios en sombra, o las consecuencias de la inversión térmica en alcantarillados y depuración de aguas, entre otras muchas áreas “que competen a la totalidad de las políticas públicas”.