A estas alturas del partido (frente al Covid-19) uno ya empieza a estar convencido de que nuestros dirigentes políticos (independientemente de su color) son manifiestamente incapaces de diseñar, desarrollar y ejecutar una estrategia que tenga posibilidades de ofrecernos una salida mínimamente exitosa frente a la pandemia del coronavirus. En este sentido, el tema de la vuelta al cole que en un artículo anterior ya adelantaba, por ejemplo, es un fiel reflejo de su incapacidad o de que simplemente nos están tomando el pelo.
Ayer leía, en el diario online El Español, un extenso artículo que expone las principales medidas que tienen previsto adoptar cada una de las Comunidades Autónomas para afrontar la vuelta al cole de nuestros escolares, el próximo mes de septiembre, y debo reconocer que no salgo de mi asombro comenzando a sentirme verdaderamente preocupado, por no decir alarmado.
Cada Comunidad Autónoma hace la guerra por su cuenta
Especialmente llama la atención la sensación de que en el tema de la vuelta al cole cada Comunidad Autónoma hace la guerra por su cuenta, y en función de sus intereses particulares, desoyendo el insistente mensaje que se ha lanzado a la sociedad de que "esta pandemia la superaremos unidos."
El principal punto en común que se aprecia es que todas las Comunidades Autónomas contemplan la asistencia presencial de los alumnos (con mascarilla) a los centros. Esta es una loable intención que trata de evitar la carencia de la socialización, un aspecto clave en la formación de los alumnos, aunque mucho me temo que, dada la situación pandémica, resulta una utopía.
Por el contrario, entrando en medidas más concretas de cara al regreso a las aulas, algunas Comunidades lo harán mediante 'burbujas' de alumnos (grupos estables); otras con medidas restrictivas como la supresión de excursiones y actividades extraescolares o deportivas; otras mediante rotaciones de personal, contratación de profesorado extra y ampliación de horarios; algunas con medidas extraordinarias de higiene como el calzado exclusivo para el aula; también se contempla la supresión de los comedores en algunos casos, etc. En fin, cada Comunidad Autónoma establece sus propias prioridades dándonos a entender que no hay un criterio común establecido por los expertos.
La imprescindible educación telemática
Con rebrotes apareciendo en pleno verano por todos los rincones de España, de los que principalmente se está responsabilizando a los jóvenes y a las reuniones familiares más o menos masivas, ¿alguien se cree que cuando comience el otoño va a haber alguna manera efectiva de controlar las reuniones de los escolares en los centros educativos? Recordemos que en cada uno de esos centros, por pequeño que sea, se congregarán diariamente cientos de alumnos. La realidad es que, a día de hoy, si alguien tiene la osadía de afirmarnos que garantiza una vuelta al cole segura de nuestros hijos, nos estará mintiendo con alevosía.
Ante esta situación, por lo tanto, no se puede descartar que los escolares españoles tengan que volver al confinamiento al poco tiempo de comenzar el curso y para entonces, ¿estaremos preparados para ofrecerles una educación telemática eficaz? ¿O volveremos a ser espectadores de las chapuzas que se tuvieron que improvisar para finalizar el pasado curso?
Echo de menos el desarrollo de verdaderas estrategias de educación digital incluyendo formación específica al profesorado, dotación de equipos y telecomunicaciones a las familias, creación de programas y contenidos adaptados a la realidad formativa telemática, soluciones para la conciliación familiar, etc. (a lo mejor las hay pero, que sepa, nadie las ha comunicado). En este sentido, resulta muy relevante que la Comunidad Valenciana, por ejemplo, haya anunciado que no contempla la educación telemática.
Soy consciente de la extraordinaria complejidad de la dramática situación que se nos viene encima y de que la variedad de posibles medidas a adoptar nunca van a satisfacer a todo el mundo pero, por el contrario, se supone que para tomar las decisiones oportunas, nuestros dirigentes políticos cuentan con el asesoramiento de los mejores expertos en el ámbito de la educación y de la sanidad. Tiempo, desde luego, han tenido para planificar una vuelta al cole eficaz.
Si no hay vacuna pronto, mucho me temo que el curso escolar 2020/21 va a ser un auténtico desastre. Y lo malo es que parece ser que la pusilánime ministra de Educación, Isabel Celaá, no tiene otro plan.