El Desastre de Oslo – Por Prof. Efraím Karsh
“Veintitrés años después de su eufórico lanzamiento sobre el césped de la Casa Blanca”, Karsh escribe sobre este amplio estudio, “el ‘proceso de paz’ de Oslo ha empeorado sustancialmente la postura de ambas partes y ha hecho que las perspectivas de paz y reconciliación se vean cada vez más remotas”.
“El proceso ha dado lugar a la creación de una entidad terrorista imposible de erradicar ante las puertas de Israel, profundizado sus divisiones internas, desestabilizado su sistema político y debilitado su posición internacional”.
“Ha sido un desastre también para los palestinos de Cisjordania y Gaza. Ha provocado el sometimiento a los regímenes corruptos y represivos de la OLP y Hamas. Estos regímenes han revertido el vacilante advenimiento de la sociedad civil en estos territorios, han destrozado su bienestar socioeconómico, e igualmente hicieron cada vez más remotas las perspectivas de paz y reconciliación con Israel”.
“Este fracaso absoluto es un resultado directo de la percepción del liderazgo palestino al proceso no como un camino a una solución de dos estados – refiriéndose a Israel junto a un estado palestino en Cisjordania y Gaza – sino a la desestabilización del Estado de Israel. Ellos ven a Oslo no como un camino hacia la edificación de una nación y la creación de un estado, sino a la formación de una entidad terrorista represiva que perpetúa el conflicto con Israel, mientras mantiene a sus desafortunados electores bajo un temor constante y desconcertado mientras los líderes palestinos llenan sus bolsillos con el producto de esta miseria”.
Karsh detalla extensamente cómo el proceso de Oslo ha debilitado la seguridad nacional de Israel en varios aspectos claves.
A niveles estratégicos y militares, ello permitió que la OLP lograse de una sola vez su visión estratégica de transformar Cisjordania y la Franja de Gaza en focos de terrorismo que pudiesen perturbar la manera de vivir de Israel (para usar las palabras de Yasser Arafat).
Política y diplomáticamente este dice, Oslo transformó instantáneamente a la OLP (y, en menor grado, a Hamas) en un actor político aceptado internacionalmente mientras este mantiene su compromiso a la destrucción de Israel, dirigiéndose gradualmente hacia un estado con plenos derechos fuera del marco de Oslo y amenazando de manera creciente la postura internacional de Israel.
El poner fin a la ocupación de la población palestina por parte de Israel de los territorios en tres años y medio desde el inicio del proceso ha pasado totalmente desapercibido (debido en parte a la propaganda palestina, en parte al hecho de que Israel no logró imponer este punto crítico), siendo el estado judío objeto de duras críticas internacionales por la inexistente “ocupación”.
Dentro del plano interno, Oslo radicalizó a la minoría árabe de Israel, podando de raíz su proceso de “Israelización” de décadas y colocarlo en un curso de colisión con la comunidad judía de Israel. No menos importante, colocó la política israelí tras las rejas, cautiva a las atrocidades en las relaciones palestino-israelíes, convirtiendo a la OLP y a Hamas en los árbitros efectivos del discurso político y del proceso electoral de Israel.
“En vista de ello”, Karsh escribe, “Los reveses masivos de Israel pueden ser considerados como logros palestinos. Sin embargo, la pérdida de uno no es necesariamente ganancia del otro. El escueto enfoque del liderazgo palestino y predica de la identidad nacional palestina sobre el odio al ‘otro’, en lugar de sobre un legado compartido distinto, se ha traducido en décadas de dispersión y de apátridas”.
“Incluso si la OLP tuviese éxito en obtener el reconocimiento internacional por un estado palestino con plenos derechos (con o sin un tratado formal de paz con Israel) e impidiéndole a Hamas llegar al poder, seguiría siendo una entidad fracasada en la peor de las tradiciones de las dictaduras árabes, en permanente conflicto con su vecino Israel, mientras reprime brutalmente a sus desafortunados ciudadanos”.
Karsh se lamenta del hecho que “no ha habido un verdadero ajuste de cuentas por los arquitectos de Oslo y sus antiguos sucesores del ‘bando de la paz’, tanto en Israel como en el exterior, del peor error en la historia de Israel y ningún replanteamiento de sus desastrosamente erróneas conjeturas – ni mucho menos alguna admisión pública de culpabilidad o muestra de remordimiento por sobre sus horribles costos”.
“En su lugar, continúan ignorando deliberadamente la falta total de interés por parte del liderazgo palestino en la solución de dos estados y la serie de violaciones a las obligaciones contractuales. Estos siguen encubriendo la continua violencia palestina, menospreciando la magnitud del sufrimiento israelí y culpando a Jerusalén por el estancado proceso a pesar del apoyo público a la solución de dos estados por cinco sucesivos primeros ministros de Israel: Peres, Barak, Sharon, Olmert y Netanyahu”.
“No sólo el mismo liderazgo contaminado de terrorismo palestino ha llegado a ser universalmente visto como el gobierno eventual de un futuro estado palestino, sino que su objetivo de establecer este estado sin negociar con Israel, o incluso reconocer su derecho a existir, parece ir ganando cada vez más adeptos. Este suave racismo – sin pedirle nada a los palestinos como si fuesen demasiado oscuros o demasiado primitivos para responsabilizarles por sus propias palabras y acciones – es una receta segura para el desastre”.
“Durante mucho tiempo ni un solo líder palestino pone en evidencia genuina la aceptación de una solución de dos estados o actúa de una manera que signifique un abrazo incondicional de la idea, no puede haber reconciliación verdadera y duradera con Israel. Y mientras los territorios continúen rigiéndose por la ley de la selva de Hamas y la OLP, ninguna sociedad civil palestina, por no hablar de un estado viable, puede desarrollarse”.
“Así como la creación de las sociedades libres y democráticas en Alemania y Japón después de la Segunda Guerra Mundial necesito de una transformación socio-política y educativa integral, sólo sucederá cuando la sociedad palestina sufra una verdadera ‘primavera’ donde el conflicto centenario entre árabes y judíos pueda por fin ser resuelto y un estado palestino semi-funcional pueda llegar a ser realidad. Para ello es necesario barrer del poder a los gobernantes corruptos y opresivos de la OLP y Hamas, eliminar la violencia endémica de la vida política y social y, enseñar las virtudes de convivencia con los vecinos israelíes”.
“Tristemente, la posibilidad de una primavera palestina, que parecía estar a la vista en 1993 cuando la OLP estuvo al borde de la extinción y el liderazgo de Cisjordania y Gaza parecía ansioso por llegar a un acuerdo histórico dentro del marco de las negociaciones de paz en Washington, ha sido destruido en el futuro inmediato por el ‘proceso de paz’ de Oslo”.
Una autoridad reconocida en historia y política del Medio Oriente, el Prof. Karsh ha escrito más de 100 artículos académicos y dieciséis libros y es editor del Trimestral del Medio Oriente y las revistas académicas Temas sobre Israel.
Este enseñó durante 25 años en el Kings College de Londres, donde fundó y dirigió el Programa Estudios del Mediterráneo y del Medio Oriente (actualmente el Instituto de Estudios del Medio Oriente). En el 2013 se unió a la Universidad Bar-Ilan como profesor de ciencias políticas. En noviembre del 2016 sucederá al Prof. Efraím Inbar como director del Centro de Estudios Estratégicos Begin-Sadat.
El Prof. Efraím Karsh, director entrante del Centro de Estudios Estratégicos Begin-Sadat, redefine el proceso diplomático de Oslo como “el error estratégico más crudo en la historia de Israel” y como “una de las peores calamidades que haya afligido a israelíes y palestinos”.
Fuente: http://hatzadhasheni.com/