Revista Comunicación

El desconocimiento entre familiares NO es culpa de la tecnología ni de las redes sociales

Publicado el 04 diciembre 2018 por Maritriniginer

Seguramente habrás visto ya los vídeos de esta Navidad de IKEA España y Ruavieja. Es posible que incluso alguno de ellos, lo hayas compartido en alguna red social. ¿Facebook? ¿Twitter?

En 5 días, el vídeo oficial de IKEA, ha conseguido casi 9 millones de visitas solamente en Youtube y el de Ruavieja, más de 11 millones, en dos semanas. Han conseguido su objetivo, ser virales.

Si aún no los has visto o te apetece recordarlos, los incluyo. Más abajo hago una reflexión personal sobre ellos. Desde mi punto de vista, no es totalmente cierto el mensaje que transmiten. El desconocimiento entre familiares, la falta de comunicación NO es culpa de la tecnología, ni de los videojuegos, ni de los móviles ni de las redes sociales, es de algo más, lo más importante.

Las marcas consiguen emocionar, contar historias con el objetivo de vender más.

Es bonito ver este tipo de vídeos, historias “reales”, anuncios con los que mucha gente se puede sentir identificada, que hacen reflexionar para que seamos más humanos y mejoremos lo básico, lo que se olvida, los valores. Esta técnica se llama en inglés “storytelling”. Funciona.

Mucha gente los ha compartido en redes, haciendo la llamada a dejar la tecnología y los móviles. Reflexionemos. Ni la tecnología, ni las redes sociales son el problema REAL.

Los smartphones o móviles inteligentes, sirven hoy en día como una vía de escape de una realidad que NO nos gusta para entrar en otra realidad que SÍ nos gusta, con la que podemos sentirnos más identificados.

Habría que conseguir que lo que está cerca, físicamente, nos guste e importe más, que lo que está lejos, con lo que a pesar de la distancia, nos podemos sentir más conectados mentalmente.

Entre familiares, falta buena comunicación, confianza, ser capaces de escuchar e intentar empatizar con la otra persona. Hay muchas diferencias entre generaciones, suele ser difícil que los más adultos comprendan a los más jóvenes y viceversa. Para conseguirlo, simplemente hay que escuchar, sin juzgar, mostrando apoyo, empatía, reflexionando.

Puede ser común escuchar de padres a hijos:
– No. No y No.
– No porque lo digo yo.
– No porque eres muy pequeñ@.
– No porque eres muy joven y no tienes ni idea.
– No porque puede pasar algo malo.
– No porque somos tus padres y tienes que respetarnos.
– No porque esta es mi casa y aquí se hace lo que mando yo.

Si alguien crece escuchando siempre “no”, un “no” con el que no está de acuerdo, esta persona se puede refugiar en otras personas que si le apoyan. ¿Cómo? Hoy en día, con el móvil y las redes sociales es muy sencillo.

Así, poco a poco, se llega a crear la desconfianza entre padres e hijos. Desconfianza que puede causar mentiras o falta de información. El desinterés de una generación por la otra generación. Algo humano, que ha existido desde todos los tiempos, sin tecnología de por medio.

Llegan los nietos. Los nietos notan esa relación “tensa” o a la que le falta algo entre sus padres y abuelos, y así puede continuar la historia ilimitadamente hasta que alguien reflexione e intente cambiar para mejorar.

Cada uno quiere llevar su vida. Hay mentalidades distintas, objetivos vitales diferentes. Demasiadas diferencias y falta de comunicación que impiden el buen entendimiento. Aunque se quieren y ninguno desea que el otro sufra. ¿Se podría mejorar? ¿Es culpa de los móviles y/o las redes sociales?

Espero que con móviles o no, esta Navidad se reflexione sobre cómo es la relación entre nuestros familiares e intentemos mejorar lo que se pueda. Felices fiestas.


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